Política

Víctima de las circunstancias

“Un buen líder inspira a la gente a tener confianza en él, un gran líder inspira a la gente a tener confianza en ellos mismos”

Eleanor Roosevelt

Sin importar el país ni la condición, el ser humano busca a los líderes, ya sea para buscar dirección, protección o a quién echarle la culpa en caso de fracasar.

Hay líderes que no quieren ocupar el papel que la vida les ha dado ya sea por decisión propia, por circunstancias, por algún don divino o simplemente por suerte, estar en el lugar adecuado en el momento correcto.

En una plática de liderazgo en la Universidad de Northwestern, el director general de Mondelez nos platicaba de su experiencia en el liderazgo en las corporaciones, al peguntar el porqué hacían esto y el otro en la empresa, la respuesta era “porque así lo dictan esos de arriba”, una y otra vez recibía esa respuesta, fueran buenas o malas las instrucciones, al ir escalando en la corporación, un día se dio cuenta que él era ya uno de esos de arriba.

¿Cuantas veces por comodidad hemos dejado de cuestionarnos el porqué de las cosas, o simplemente por la comodidad de tener a quién echarle la culpa de nuestros problemas, de nuestra falta de éxito o de frustraciones?

Esperamos que los líderes, comenzando por nuestros padres, tengan la respuesta a nuestros problemas, luego los jefes en las empresas, los políticos, etc.

Los seres humanos descansamos quejándonos del rumbo al que esos de arriba nos llevan y esperamos encontrar a otros de arriba que sí nos lleven al destino cómodo y seguro que buscamos, muchas veces, sin siquiera saber cuál es.

¿Qué sucede cuando un individuo de los de abajo logra brillar y escalar en la cadena alimenticia y pasa a ser uno de aquellos iluminados de arriba? Pues entonces se convierte en el personaje de aquella codependencia y alguien más a quien culpar.

El primer momento en el que comenzamos a dictar con conciencia el rumbo de quienes nos siguen es al ser padres, pero si no inculcamos con claridad a los hijos lo que significa en conciencia y diálogo, por lo general, hay un momento en el que los padres se convierten en los culpables de todo.

De igual manera en el trabajo, en la vida social y política del país, al no hacer conciencia de la responsabilidad que tenemos como sociedad, nos convertimos en espectadores sin voz de lo que unos cuantos (con agendas propias ajenas a nuestros intereses) dictan nuestros destinos.

Entonces, nos convertimos en las víctimas de las circunstancias, de unos padres incomprensivos, de líderes prepotentes, de jefes intransigentes o de políticos corruptos y mal preparados.

No hay nada más cómodo que ser víctima, como hijo, como empleado, incluso como empresario, víctima de esos de arriba, víctima de las recurrentes crisis económicas, de los cambios tecnológicos, del sistema político o simplemente víctima de las circunstancias.

Ser víctima de las circunstancias es lo más fácil, lo más cómodo, pero también lo mas doloroso y mediocre que existe para un ser humano, ya que el legado que se dejará será de mediocridad, frustración, egoísmo, soledad y fracaso siempre justificado.

Pero ¿qué ocurre cuando decidimos tomar control de nuestros destinos, de nuestras vidas, de nuestras finanzas, de nuestras decisiones políticas y sociales? Entonces, un día despertaremos y nos daremos cuenta de que somos uno de ellos, somos ese de arriba.

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Enrique Espinosa Olivar
  • Enrique Espinosa Olivar
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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