“La gratitud no es solo la mayor de las virtudes, sino la madre de todas las demás”
Cicerón
-Hijo, da las gracias. Palabras de un padre o una madre educándonos, sin embargo, quizá, aquella simple palabra que nada cuesta decir represente mas una invocación de energía que otra cosa.
La gratitud, un acto de educación, cortesía, reciprocidad y hasta de amor, que demuestra que nuestra capacidad de ser, dar y proyectar. Va más allá de nosotros, además de ser un acto de humildad donde reconocemos nuestra vulnerabilidad y que no tenemos el control de todo ni somos autodependientes.
A decir verdad, comencé con el tema de este artículo resintiendo una agresión, indiferencia y evasión en pocas palabras, ingratitud por parte de una persona a quien yo había ayudado, pensando quizá que no esperaba nada a cambio, pero tampoco una majadería.
Lo anterior, me llevó a reflexionar e investigar acerca de la gratitud, dando como resultado una sacudida en mi interior y llevándome a reflexiones y determinaciones que ahora habré de compartir.
Gracias al malestar que me provocó aquella persona, reflexioné, medité y abrí mi corazón y mi mente para un potencial cambio que intentaré aplicar en mi vida.
La primera pregunta que me hice fue si lo que esperaría recibir de alguien a quien ayudé es gratitud o una obligación, la primera con un valor sentimental y emocional, la segunda como una cuenta pendiente de cobro.
¿Hemos acaso reflexionado del poder energético de agradecer, de dar las gracias? No solo a alguien que nos haya ayudado, al universo mismo, al destino, al día, a la suerte, a Dios.?
¿Acaso no vale la pena agradecer ante nada a aquellas personas que nos hacen sentir felices, que nos acompañan, que nos escuchan y que comparten nuestras vidas?
Sería muy valioso forjar una rutina diaria de agradecimiento, buscar y anotar 3 cosas por las que hayamos estado agradecidos en nuestras vidas y dormir y soñar con ellas, si 3 son muchas, comenzar al menos con una, el delicioso café de la mañana, un bello amanecer, nuestros hijos, nuestra empresa, un negocio, o incluso por aquel instante de felicidad durante el día.
Muchas veces damos por hecho cosas maravillosas que transcurren en nuestras vidas y grabamos en nuestros recuerdos únicamente el drama y la piedrita en el arroz, no obstante, cambiar el chip de negativo a positivo, pudiera tener efectos físicos en nuestro cuerpo, nuestra mente e incluso en el alma.
Al igual que ejercitar un músculo repetidamente nos lleva a su fortalecimiento, ejercitar la mente la agiliza, el ejercitar la gratitud hacia la vida y hacia los demás detona una fuerza energética que cambia la polaridad en nuestro poder de atracción.
Agradecer a quienes amas, a quien te ayudó, un favor, un regalo, una atención, regala al agradecido un instante de realización de su capacidad de expandir su ser e influir para bien en ti, en el entorno o en algún destino.
La reciprocidad es la forma mas elemental de gratitud hacia quien nos ha dado algo o nos ha hecho un bien, nos hace vibrar y nos hace sentir bien.
Pero claramente el imán y círculos virtuosos que atrae la gratitud son mucho más poderosos y positivos que lo otros, la gente positiva vibra alto, atrae cosas positivas, amigos, alegría, felicidad y cosas interesantes.
Yo opino que hay que dedicar un tiempo a recordar, reflexionar, meditar y anotar en un papel aquellos agradecimientos pendientes del pasado y del presente porque vale la pena. Hacer una pausa y agradecer a aquellos que nos han ayudado, que nos han acompañado y que quizás aun lo hacen, a quienes nos hacen felices, pero sobre todo dar gracias por la vida y esas cosas pequeñas que nos mueven y nos dan la energía para seguir adelante.
Finalmente, agradezco a aquella persona ingrata ya que hoy, gracias a ella, he recordado y hecho conciencia que todos los días debo y quiero dar las gracias por todo lo bueno que me pasa y si no por todo, al menos una cosa cada día.
Enrique Espinosa Olivar