Como si no fuera suficiente con la violencia del crimen organizado, el cual creció exponencialmente con la declaración de guerra contra el narco que hizo Felipe Calderón en diciembre de 2006, en el proceso electoral la violencia política se expresa en todas sus formas: física, psicológica, verbal y simbólica, entre otras.
De acuerdo con datos del Laboratorio Electoral, la cifra de personas asesinadas en el transcurso de las elecciones de 2024, tomando en cuenta a candidatos, precandidatos, aspirantes, líderes de partidos, familiares de políticos y a personas relacionadas con la política, asciende a 58.
Y según datos de la página de López Dóriga, en este mismo proceso han sido asesinadas 2 personas candidatas registradas ante autoridades electorales; 5 registradas ante sus respectivos partidos; y 8 sin registro ante su partido ni ante autoridad electoral alguna, pero que habían sido mencionadas como posibles candidatas.
En cuanto a la violencia psicológica verbal o por medio de imágenes degradantes y apocalípticas, dirigidas por personas de voto duro contra quienes no piensan como ellas y tienen otra preferencia electoral, todos la padecemos: ignorante, idiota, pendejo, retrasado mental, son solo algunos de los proyectiles del fuego cruzado entre prianistas y morenistas.
En el segundo debate presidencial no fue distinto. El fuego cruzado se dio, también a desnucar, entre las dos candidatas. Decir “tú eres la candidata de un narcopartido que le rinde cuentas a la Santa Muerte”, como, entre otras lindezas espetó Xóchitl Gálvez a Sheinbaum, es algo que por ser tan pueril a muchos provoca risa.
Pero, mucho ojo, el destinatario de este violento mensaje es el grueso de “los ignorantes” que se cree que por los 6 mil pesos bimestrales votarán por Sheinbaum, a quienes Xóchitl trata de asustar –y a la vez atraer– con el espantajo de las brujerías de “El Peje”.
En conclusión, si para medir la calidad del debate se toma en cuenta como factor determinante no las propuestas y su viabilidad, sino el “madreo”, golpes bajos, acusaciones sin fundamento, que por supuesto pueden producir efectos de poder, el debate lo ganó Xóchitl.