El fenómeno de la corrupción se expresa de múltiples formas en todos los niveles del gobierno; no es, como se suele creer, solo el saqueo de las arcas públicas. Una de éstas, es preferir a personas para un determinado cargo público bajo estrictos criterios patrimonialistas; es decir, sin considerar el perfil ad hoc requerido, sino únicamente lazos consanguíneos, de amistad, recomendaciones de amigos de confianza y pagos por favores políticos.
¡Que al fin y al cabo al gobierno se vale ir a prender!
Para corroborar lo dicho, veamos el caso de la Secretaría de Salud, institución que tiene como responsabilidad: “Desarrollar, impulsar, coordinar, ejecutar y supervisar las acciones necesarias para la prevención y control de enfermedades con el objetivo de lograr un estado de bienestar físico y mental en las personas; así como establecer y supervisar las medidas de seguridad sanitarias que se requieran para proteger la salud de la población”.
Si somos estrictos con los fines de la Secretaría de Salud, considerando el texto citado y la pandemia del coronavirus que nos azota, es preciso que su titular sea un médico, hombre o mujer, con estudios doctorales especializados en salud pública o epidemiología. Ello debido a que el titular de la multicitada Secretaría debe poseer una sólida formación científica integral; pero no solo en el campo médico de enfermedades contagiosas, sino también en el de las humanidades y las ciencias sociales: bioética, filosofía práctica, teoría sociológica, economía, psicología social, entre otras.
No obstante, como titular de la referida dependencia fue designada Alma Rosa Marroquín Escamilla, exitosa médico pediatra con doctorado en medicina (no se ha especificado en qué área de la ciencia médica). Ella se dedica no solo a atender pacientes infantes, sino también a la investigación científica en el área de la pediatría. Google Académico reporta que tiene una docena de artículos publicados.
Los logros académicos de la doctora Alma Rosa Marroquín, que no son en salud pública, ni en epidemiología, se destacan en la página oficial del gobierno del estado bajo el rubro: Funcionarios del estado de Nuevo León, https://www.nl.gob.mx/funcionarios/alma-rosa-marroquin-escamilla proyectando, en primer plano, la fotografía de Marroquín Escamilla; en segundo, al “Nuevo León de Nuevo León” y el nuevo escudo del estado de Nuevo León, ambos mandados hacer al gusto del nuevo gobernador; y en tercer plano, una parte de la montaña rocosa de La Huasteca.
Seguramente en Nuevo León hay prestigiados médicos con especialización y doctorado en Salud Pública y en epidemiología; pero, por desgracia, sin la suerte de contar con la amistad del gobernador; o con la amistad del amigo del gobernador. Pues, a decir verdad, es este el modo más efectivo para acceder a la función pública en México.
Finalmente, podría asegurar que ni el gobernador, ni la nueva titular de la Secretaría de Salud, se han percatado de que han caído en actos de corrupción. El primero por designarla, sin tomar en cuenta criterios de cientificidad; y ella por haber aceptado el cargo ignorando la experticia. No creo tengan conciencia de que eso se llama corrupción color gris, de la que se suele decir: “No, eso no es corrupción”. La de color blanco, en un país donde impera la corrupción, no la ley, quien diga que no la ha practicado es un mentiroso. La de color negro, esa sí todos la condenamos; aunque, no pocos, solo de los dientes hacia afuera.
Efrén Vázquez Esquivel