El impacto psicológico generado por la pandemia afecta de manera considerable a la integridad de las personas a nivel físico, psicológico y anímico, e incluso en la calidad de sueño. Quienes están resultando más afectados emocionalmente son los jóvenes, quienes presentan un aumento en los índices de ansiedad de por lo menos 11% desde el inicio de la contingencia.
“Cuando una pareja busca un embarazo sin lograrlo mantienen un estado permanente de estrés que afecta al sistema endocrino y a las hormonas que participan en el proceso de reproducción, promoviendo limitaciones en el curso natural de la fecundación, por ello, es indispensable que acudan con un especialista que inicie un proceso de reproducción asistida integral el cual contemple un tratamiento psicológico a la par”, mencionó Iram Obeso Montoya, especialista en Biología de la Reproducción Humana y director del Centro de Fertilidad IECH con sede en Monterrey.
La bióloga Carolina de la O Tamez enfatizó en que la infertilidad es una enfermedad de múltiples factores que implica necesariamente del cuidado emocional para darle solución. “Se estima que el 60% de las mujeres que se atienden por problemas de fertilidad, presentan también trastornos de ansiedad y en algunos casos, de depresión, lo que podría inhibir el logro de un embarazo”.
El ginecólogo obstetra José Ángel Torres destacó que, aunado a las estadísticas que se presentan sobre depresión y afectaciones derivadas de la pandemia, es importante mencionar que la infertilidad afecta a tres de cada 10 parejas pero que, de tratarse oportunamente, tiene solución, de allí la importancia de recibir una atención integral.
“Las innovaciones tecnológicas con las que se cuentan actualmente son: inseminación artificial, fertilización in vitro, criopreservación de óvulos, entre otros, que representan procedimientos de alta seguridad, que dan la oportunidad para conseguir un embarazo saludable y exitoso”, explicó.
Los especialistas coincidieron en que el deseo por tener un bebé no debe detenerse y es necesario generar conciencia en la sociedad sobre el incremento que existe en problemas de salud emocional que promueven la infertilidad, sobre todo, en un momento como el que se vive actualmente.