La 65 Legislatura de Hidalgo sin duda alguna pasará a la historia por varias cuestiones, siendo la principal que permitió la transición democrática más importante en la historia del estado de una forma pacífica y sin ninguna toma de tribuna.
Lo que fueran aquellas rencillas por el micrófono entre priistas y morenistas de la pasada Cámara de Diputados cuando comenzó la debacle tricolor hidalguense, previo a la derrota por la gubernatura, hoy parece ser un espacio en donde el diálogo y el debate están por encima de cualquier otra cosa.
El diputado Julio Valera, quien precisamente puede hablar de dicha transición al encabezar primero el segundo año de la Junta de Gobierno y después de ser pieza clave del gobierno anterior de Omar Fayad desde la dirigencia estatal del PRI, hoy ex miembro del otrora partidazo que se quedó sin representantes legislativos.
Tras rendir su informe, se refirió en específico a los compañeros de su bancada, hoy Grupo Plural Independiente, quienes contra toda opinión políticamente correcta o sumisa, jamás hubieran creído que renunciarían a su militancia partidista.
“Decidimos hacer historia y romper con los que nos querían imponer, seguir el liderazgo en el que creemos y confiamos, asumir el costo político que ello implicaba, pero nunca, nunca doblegar nuestra conciencia ni nuestra dignidad”, fueron las palabras de Valera en la tribuna durante el cambio de presidencia legislativa que ahora será del PT, otro hecho histórico.
Señala Valera que el tiempo les está dando la razón, pues ya no son gobierno, y aún así se han repuesto de la derrota más dolorosa, que fue dejar el régimen priista de casi un siglo y dar paso a la llegada de Morena y la 4T en Hidalgo.
Quienes escucharon el mensaje asintieron que es más que una apreciación, una constante en sus vidas diarias en el Congreso local, elegir entre dos vías, la de estar a favor de nada y en contra de todo, o la de construir buscando consensos, que no implican subordinación ni consigna ante el gobierno.
