Las calles y comercios vacíos, sin mujeres al frente de negocios y aulas, parece ser un aprendizaje duro para los hombres y la cultura machista que impera en México.
El llamado a sumarse al paro nacional 9M en contra de la violencia feminicida y los actos de acoso y hostigamiento nos deben poner en un punto de reflexión sin retorno.
Es decir, no hubo nadie que no supiera lo que estaba ocurriendo y el por qué, algunos que intentaron ignorarlo simplemente no pudieron porque las redes sociales fueron inundadas con mensajes de apoyo y con escritos de demandas sociales para la protección de la mujer.
¿Qué nos deja de enseñanza el 9M?, que las mujeres son el poder económico, social, político y cultural de una población, la que usted elija, que sin ellas no puede funcionar.
Madres, estudiantes, niñas, abuelas y trabajadoras, hicieron falta en cada uno de los rincones en donde realizan sus actividades cotidianas y se hizo evidente que el clamor de la marcha del domingo no quedará en estos dos días y a lo que sigue.
Las pérdidas económicas para las grandes empresas se calculan en miles de millones de pesos en todo México, al igual que el impacto que tendrá en los pequeños comercios que también tendrán que pagar daños colaterales ante el enojo social y válido de las mujeres.
Otra de las enseñanzas que como hombres pudimos atestiguar es que el machismo es el verdadero culpable de que todo esto haya ocurrido; sin la predominación patriarcal no hubiéramos tenido que prescindir de ellas ni un solo momento.
El 8 y 9 de marzo debe ser, pues, un antes y un después para todos los hombres; los tomadores de decisiones, los maestros universitarios, los jefes de departamentos, los encargados de empresas, los empresarios, los clientes, en general, debemos calmarnos.
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