La lectura que se le debe dar a las determinaciones de los magistrados electorales por la anulación de tres resultados de votaciones, hasta ahora, de lo que fue el proceso del 18 de octubre es un reflejo de que hubo bastantes irregularidades y que los únicos que han podido comprobarlas a cabalidad son los que impugnaron en Huejutla, Tulancingo e Ixmiquilpan.
Son tres cabeceras regionales, representan distritos federales y junto a Pachuca y la zona metropolitana, tienen a casi la mitad de toda la población hidalguense, por lo que el asunto no es menor. La gobernabilidad quizá no está en juego o riesgo pues existen los concejos municipales que pueden sostener a los ayuntamientos hasta que se resuelva el asunto de la elección, sin embargo sí hay incertidumbre por saber qué tanto es lo que no se pudo comprobar en otros municipios si en tres ciudades importantes donde hay más vigilancia y participación, se avaló la anulación.
Por otro lado los encargados de las administraciones locales tendrán que empezar la semana y el último mes del año con el panorama político a tope, con la calentura de una elección polémica, con la decisión de anular los votos y con el enojo social que puede llegar a representar.
Huejutla, la semana anterior, no se percibió como un problema mayor pues se ha mostrado civilidad y respeto de las partes que impugnaron y del que era el ganador; sin embargo, Ixmiquilpan es una región donde los pleitos políticos suelen crecer de más y se tendrá que observar desde este día cómo reaccionan los seguidores del que fue declarado como ganador de la elección, Vicente Charrez, y que hasta ayer era el presidente municipal electo.
En Tulancingo el mensaje del hasta ayer también ganador, Jorge Márquez, fue de civilidad, pidiendo la confianza en las instituciones y el proceso que esperan revertir en tribunales federales de aquí al 15 de diciembre.
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