Hidalgo se encuentra en alerta, tanto epidemiológica como de seguridad, pues las recientes noticias de violencia en el Bajío impacta de manera directa la conexión del estado con regiones de Querétaro y Estado de México.
No es novedad que se haya incrementado la violencia en la franja del estado donde se ubican los municipios de Nopala, Huichapan y Tecozautla, pues son los accesos carreteros para el ingreso desde Guanajuato, entidad en crisis de seguridad.
El robo de combustible, narcomenudeo, extorsión y homicidios son parte de las actividades que han venido desarrollando grupos del crimen organizado que llegan desde dicha parte central del país y se han asentado en el estado, principalmente en el corredor mencionado.
Actualmente la Policía estatal mantiene el operativo conocido como Puerta Norte que consiste en realizar filtros en vías de comunicación para detectar vehículos sospechosos, tráfico de armas, personas o actividades ilícitas.
Los resultados han sido decomiso de combustible, detección de personas con armamento de uso exclusivo de las fuerzas armadas y localización de objetivos prioritarios para la seguridad del estado.
Sin embargo con la amenaza latente del crimen proveniente del Bajío se espera una escalada de acuerdo con las propias autoridades federales que estuvieron en Hidalgo la semana pasada con la visita del Presidente a Pachuca.
Se sabe que hay una interacción entre zonas de Guanajuato, Querétaro, Edomex e Hidalgo, que conforman la ruta de muchas de las organizaciones que tienen el control de los negocios ilícitos.
Tan solo la semana pasada hay que recordar lo que se informó respecto a la búsqueda de delincuentes en Hidalgo donde salieron nombres hasta de presidentes municipales.
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