La propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador de extraer agua de Hidalgo para el Valle de México no es nueva; de acuerdo con el mandatario nacional, la idea surge desde la propia concepción del aeropuerto Felipe Ángeles, en donde estudios confirmaron que al NAIM de Texcoco tendría un grave problema por la falta de líquido que ya se ha terminado en la zona oriente de la capital.
Y en efecto, en Hidalgo hay más agua que en la Ciudad de México o que en el Edomex, pero tampoco es una fuente inagotable de recursos, en poco tiempo, la extracción de pozos en la entidad ya sufrió de cambios drásticos y ahora se debe ir a más profundidad con el paso del tiempo y de la llegada de más y más personas.
Hidalgo enfrenta dos graves amenazas con respecto a quedarse sin agua para sus propios habitantes: la primera y ya en marcha es la de la Querétaro, en donde la Conagua autorizó la extracción de una de las presas en Zimapán para que se lleven el agua a la entidad de la Corregidora. La segunda fue la anunciada en la Mañanera por el propio Presidente. Extraer agua del Valle del Mezquital para la CdMx, es un plan que solamente llevará al despropósito pues ocurrirá lo mismo que con el Cutzamala en el Estado de México.
Así como se terminaron las presas en la periferia del Valle de México, así terminará ocurriendo con el agua de Hidalgo ¿y qué seguirá?, ¿buscar agua en San Luis Potosí y Zacatecas para que se lleve hasta la Ciudad de México? De acuerdo con ambientalistas una de las mejores opciones es la captación pluvial, el tratamiento de las mismas aguas, el doble uso y sobre todo el cuidado y la cultura que debe existir de ahora en adelante con una forma de vida en la que el agua es un bien preciado y cada vez de mayor carestía. El tema debe ser una prioridad para la agenda de los políticos, de las candidatas a la presidencia de México, y en general para la sociedad, pues todos estamos involucrados en esta situación que hemos provocado en cierta medida.