Siguen siendo un mito y tabú en la entidad. Todos los avezados en política y estrategia hablan o comentan de ellos, que se dará un fenómeno social extraordinario con su incursión en la elección del siguiente año y que todo mundo quedará sorprendido por sus resultados.
Sin embargo, siguen existiendo las trabas de una u otra forma para su desarrollo como figura y modelo de la nueva generación política en el país; en los estados, donde prácticamente se les teme, parece que incluso habrá rechazo hacia ellos de la parte más tradicionalista en pueblos, comunidades y, aunque no lo parezca, en las grandes ciudades.
Se trata de los candidatos "independientes" que desde antes de nacer parecen haber perecido en la grilla nacional. Incomprendidos y jamás atendidos, son objeto de interpretaciones que van orientadas en su mayoría al ámbito del descrédito. Y es que, como no sospechar de alguien que militó toda su vida en un partido político y ahora de buenas a primeras sale con que es un aspirante ciudadano, emanado de las reuniones vecinales en donde se busca más que otra cosa el bienestar de la comunidad, la seguridad, el rescate de espacios... las políticas públicas al servicio de la gente.
El fenómeno de El Bronco que se dio en Nuevo León este año, donde pro primera ocasión existe un gobernador que ganó una elección sin el apoyo de un partido, de forma abierta pues por otras vías diversas fuerzas políticas estuvieron a su lado, y esto contrario a lo que muchos pensaron en lugar de motivar orilló a que ahora demasiados "Broncos" quieran hacer lo mismo.
Todo lo anterior surge a partir de que ayer la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio revés a una actualización legislativa que desde la Cámara de los Diputados del estado se le hizo al Código Electoral local.
Los magistrados nacionales, aprobaron por mayoría de votos el anular el segundo párrafo del artículo 247 de la antes citada normatividad hidalguense, que establecía a los candidatos independientes no haber participado en los procesos internos de selección de aspirantes dentro de algún partido por lo menos seis años antes de la elección a la que se quiera acceder.
Esto es que ningún hidalguense militante del PRI, PAN, PRD, o de las demás fuerzas políticas, que hayan intentado ser "algo" en puestos de elección popular en 2009 a la fecha, podían ahora buscar ser independientes.
Aún así, tras revisar las condiciones de participación y requerimientos para que se pueda consolidar una candidatura sin apoyo de instituto político, me queda claro que la anulación del artículo que ordena la Corte pasa a segundo término, pues para llegar al objetivo de ser independiente se deben contar con miles de firmas de apoyo (el 3%, lo mismo que se le pide a un partido completo para mantener el registro) del padrón electoral por zona, distrito o región. Además de contar con el apoyo de una asociación civil con registro ante Hacienda, apoderado legal, apoyo moral, charlas motivacionales y todo un sinfín de inquietudes legaloides.