En Tula, se cumplen dos meses de la inundación que dejó miles de personas damnificadas y al menos 15 fallecidos en la clínica del IMSS por el desbordamiento del río.
Ayer comenzaron a entregar las boletas de pago para cubrir los gastos de las personas afectadas, con la cantidad de 10 mil pesos por vivienda siniestrada o negocio afectado. Si bien el recurso es una ayuda momentánea, no representa ni por mucho lo que ha sido el gasto y pérdida de patrimonio de comerciantes y habitantes de dicha zona de Hidalgo. Tan solo en los cálculos de las autoridades locales, la reconstrucción de la Ciudad Tolteca requiere de poco más de 6 mil millones de pesos.
El gobierno federal a través de la delegación del Bienestar, cuyo representante es precisamente originario de Tula, Abraham Mendoza Zenteno, fue el encargado de comenzar con la entrega de estos “apoyos” que en un inicio indignaron por la cantidad irrisoria respecto a lo ocurrido; como sea, la gente está valiéndose hasta de estas ayudas para tener un poco de recuperación. Aquí la pregunta o cuestionamiento a las autoridades recae en el tema de qué es lo prioritario para la gente, que les den 10 mil pesos y ya cada quien se las arregle, o que se realice un censo más a profundidad en el que se otorguen montos conforme a las pérdidas reales. Es decir, una vivienda del centro de Tula que sufrió daño estructural, en la que se tendrá que cambiar piso y paredes, así como trabajos de edificación, se llevará al menos de 50 a 100 mil pesos, como un estimado. Si a ello se le suma que hay que adquirir muebles y otros productos para el hogar, el gasto es mayor.
En su afán de querer patrocinar una aspiración política con las siglas del gobierno federal, los funcionarios que dicen ser de la 4T en Hidalgo están dejando muy mal parado el presidente López Obrador, quien este fin de semana se encontrará en Tula, no precisamente para atender de primera mano a los damnificados.
Eduardo González
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