Hidalgo vive momentos trémulos en materia de desastres, ya sean naturales o los provocados por la actividad humana, la segunda, ilícita en su mayoría. Y es que no basta con lo ocurrido con las lluvias por Grace, las inundaciones en Tula y el Valle del Mezquital. Ahora también hay alerta y riesgo de explosión por derrame y filtración de combustible en la red del agua en el municipio de Tepeapulco.
La causa no ha sido aclarada del todo, pero las investigaciones apuntan a que se trata de una toma clandestina que terminó en fuga de gasolina y que se filtró a las tuberías y el acueducto que llega al centro de Tepeapulco y a las viviendas.
Es decir, el agua del sanitario, de las regaderas, con la que se lavan trastes, la que usan los negocios de la zona centro, toda está contaminada y lo peor, hay riesgo permanente de una explosión.
Pemex, seguridad pública, el gobierno, hasta Protección Civil nacional que parece que debe tener un módulo u oficina permanente en Hidalgo, tampoco se explican qué es lo que está pasando, pero se debe prevenir y atender de inmediato el tema con desalojo, poner a las personas a salvo primero y posteriormente ver las causas.
Bomberos ya trabajaron por más de 24 horas en la irrigación de espuma, de productos para aminorar el riesgo de explosión, pero no parece ser una labor fácil, ni que pueda terminarse en uno o dos días.
Los habitantes y comerciantes no podrán volver de inmediato a sus vidas rutinarias o a sus casas sin antes una evaluación de Protección Civil y de Pemex, es una verdadera desgracia. Otra más en estas fatídicas semanas en la entidad. Se espera que en las siguientes horas pueda darse un reporte más elaborado de lo ocurrido, y que se realicen los operativos pertinentes en la zona de ductos del Altiplano, pues ya fue la gota que derramó el vaso con el tema del huachicol. Si no se detiene pronto, algo muy malo podría volver a ocurrir.
Eduardo González
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