Que en medio de tantos asesinatos, extorsiones y asaltos diarios, la única ciudadana que puede sentirse segura en San Martín Texmelucan es la alcaldesa Norma Layón, no solo porque utiliza camionetas de lujo y cuenta con escoltas, pagados con recursos del erario, sino porque los mismos delincuentes ni la molestan, lo que genera muchas sospechas. Contrario a los principios obradoristas de austeridad y atender a los pobres, la alcaldesa utiliza a discreción el dinero del ayuntamiento para pagarse sus lujos personales. En el municipio corre sangre por la delincuencia que ha impuesto su ley, sin que Layón proteja a la población, por lo que votantes prevén sufragios de "castigo" en 2024.
Que parte del staff de la oficina de prensa que acompañó a la titular de la Secretaría de Cultura federal, Alejandra Frausto, no se limitó a usar el flash durante su recorrido al interior del exconvento franciscano en Cuauhtinchán, donde se hizo entrega del retablo restaurado por el INAH. Como ocurre en todos los museos, exposiciones y templos donde se exhibe arte sacro, es bien sabido que el uso de estos dispositivos daña frescos y pinturas, pero los trabajadores de la Secretaría de Cultura federal, al parecer, lo ignoran por completo.
Que por cierto, el secretario de Cultura del estado, Sergio Vergara Berdejo, reapareció durante el evento de su homóloga federal, pero su presencia fue muy discreta y estuvo muy alejado físicamente de la funcionaria, porque lo colocaron en el extremo derecho de las sillas del presidium, no hizo uso de la palabra y lo excluyeron de la foto oficial. Maltrato innecesario. Todo indica que el encargado de la cultura del estatal sigue en la “congeladora” y le han quitado los reflectores, luego de los señalamientos del gobernador de que el funcionario está bajo investigación por la concesión de espacios públicos y edificios históricos al sector privado.
Que falleció el lunes el fotógrafo de prensa Alejandro Ortiz Ruiz, quien durante largos años trabajó para la revista y el diario Momento, así como en diferentes administraciones. Su último empleo lo tenía en el ayuntamiento poblano de donde se jubiló.
Alex, como le decían sus amigos, será recordado por su calidez humana, su amor a las motos y la buena música; a sus familiares, colegas y amigos, nuestro pésame.