Que en la CNDH priva un ambiente familiar, pues la llegada de Rosario Piedra ha permitido a integrantes de Comité Eureka adueñarse de puestos clave. José González, de la Primera Visitaduría, colocó a personajes como Flor Jaimes en el Centro Nacional de Derechos Humanos, a Andrés Henestrosa en Adquisiciones y a Katia Jasso en Difusión, aunque tengan poco o nulo conocimiento del organismo. En tanto, Carlos Bustamante, asesor de la presidenta, contrató como directora de Quejas a su esposa, Anabel Mañón, quien a su vez es sobrina de María Concepción Ávila, secretaria particular de Piedra Ibarra.
Que entre los docentes comienza a tomar forma otra preocupación ahora que se acerca el reinicio de clases presenciales, pues no ha quedado claro si habrá medidas específicas para aquellos que tienen enfermedades como obesidad, diabetes e hipertensión, que se agravan con el coronavirus. Los especialistas calculan que hasta 30 por ciento de la plantilla está en esa situación, a la espera de un anuncio desde la SEP.
Que la sana distancia impuesta por la pandemia no mengua los debates de altura a los que nos tienen acostumbrados nuestros legisladores, como ocurrió este fin de semana en el Congreso de CdMx, donde el líder del PRI, Tonatiuh González, llamó “trepadora” a la vicecoordinadora del Verde, Teresa Ramos Arreola, quien no se arredró y respondió en el mismo tono llamándolo “patán y porro”. Eso sí, la legisladora exigió al presidente de ese órgano legislativo, Mauricio Tabe, que el asunto sea sancionado como violencia política de género.
