Que la presidenta Claudia Sheinbaum tuvo un día bastante movido, pues en su mañanera anunció que ya fue presentada la demanda contra el abogado de Ovidio Guzmán y defendió la importancia del jitomate mexicano para la economía de EU, mientras que por la tarde se dio tiempo para hablar con el primer ministro de Canadá, Mark Carney, sobre los trabajos para fortalecer la relación bilateral y dar seguimiento a la reunión que sostuvieron el mes pasado en Alberta, en la Cumbre del G7, y cerró por la noche con una reunión con los empresarios del país, quienes acudieron a Palacio Nacional para afinar con la mandataria la estrategia sobre el Plan México.
Que contra su costumbre, el presidente de la Junta de Coordinación Política en San Lázaro, Ricardo Monreal, ha estado “de pisa y corre” esta semana, pues lunes y martes fue convocado a largas reuniones de trabajo en Palacio Nacional para revisar las prioridades del próximo periodo ordinario de sesiones, pero también para deliberar con el primer círculo presidencial sobre asuntos delicados como los aranceles, la inminente revisión del T-MEC y la política antimigrante de Donald Trump, entre otros.
Que la morenista Laura Itzel Castillo sigue encabezando las posibilidades de presidir la Mesa Directiva del Senado, toda vez que, pese a su destape, la petista Geovanna Bañuelos no cuenta con el apoyo necesario entre sus aliados guindas. Si la hija de Heberto Castillo se mantiene liderando el pelotón, el que de plano se bajará de la contienda será Gerardo Fernández Noroña, quien ya dejó claro que si es ella, no insistirá en querer quedarse un año más.
Que por si no fuera suficiente el ambiente ríspido que domina al INE, que encabeza Guadalupe Taddei, ayer reventó el escándalo de una alteración a la Lista Nominal para el voto anticipado. Resulta que sin consultar, sin aprobación y violando un acuerdo legal del Consejo General, “alguien” incluyó a 25 personas de última hora sin que hasta este momento haya responsables; si bien en los próximos días se sabrá si esos perfiles fueron premiados o rechazados, la grilla que se avecina ya nadie la detiene.
