Que muy mal quedó ayer el senador Samuel García cuando pretendía llevar a cabo una supuesta “clausura simbólica” de la refinería de Cadereyta que terminó en un zafarrancho con trabajadores de la paraestatal cuando rechazaron su intentona.
Los petroleros ya lo esperaban afuera de la planta con cartelones, mantas y hasta pipas, aunque los malpensados afirman que fue una provocación deliberada del emecista para generar actos violentos en su contra y hacerse la víctima.
Le falló la caja china, luego de que la Suprema Corte le dio la razón al gobernador Jaime Rodríguez en la controversia constitucional para evitar que el Congreso del Estado lo sancione.
Que otro que queda mal de nuevo, pero con la seguridad de los ciudadanos, es el alcalde Miguel Treviño, luego del robo de un reloj valuado en 20 mil dólares que sufrió un médico sampetrino al salir de un supermercado ubicado sobre Gómez Morín.
Si bien la víctima hablaba por su teléfono móvil al momento del asalto, la obligación de la policía sampetrina es brindar seguridad para las situaciones cotidianas y que los ciudadanos se sientan seguros a toda hora y en cualquier lugar.
Que quien visitó ayer al arzobispo Rogelio Cabrera López fue el alcalde de Monterrey, Adrián de la Garza.
Fue a notificarle que tras concluir el rescate de la estatua de la Virgen de Guadalupe recuperada del río Santa Catarina, luego de que las lluvias de la tormenta Hanna la dejaron al descubierto, pronto será colocada en su espacio.
Tras publicar la foto con monseñor Cabrera López en redes sociales, el munícipe recibió cientos de comentarios de agradecimiento.
Que quien tiene varios días de haber regresado a sus funciones es el fiscal Anticorrupción, Javier Garza y Garza, tras infectarse de covid-19 y permanecer varios días hospitalizado.
Sus médicos le han dicho que sus pulmones van en franca mejoría, por lo que ya anda muy dinámico atendiendo los pendientes y rezagos en su despacho.