Que para algunos morenistas la imagen de Yeidckol Polevnsky quedó desgastada tras los resultados en la elección del domingo. Y si bien ganó dos gubernaturas, no quedaron muy complacidos con los resultados en Durango, donde sólo se quedaron con dos municipios, Gómez Palacio, entre ellos. Al menos hasta el conteo del PREP. Es obvio que con tanto grupo, Morena quedó desgastado. Y el tema es que se debe evaluar la soberbia con que se condujeron en ese partido, porque ya se hacían con las alcaldías (todas) en el bolsillo. No fue así. El PAN gobernará la mayoría de los municipios, incluido Durango y el PRI se consolidó como la segunda “fuerza”.
Y decimos “fuerza”, así entre comillas, porque con tan pobres números de votantes en las urnas, realmente no se puede hablar de “triunfos”, o de que van a gobernar por la decisión de la mayoría. Van a gobernar con la decisión de unos cuantos. La estructura del PRI y el otro PRI, el que se fue a Morena, para el caso de Gómez Palacio, por ejemplo. Ayer la rebatinga por esos votos estuvo dura, mucho más en el Comité Municipal Electoral, de Lerdo.
Por cierto, para el caso de Lerdo, muchos votos se otorgaron al PRI, pero con los nombres de otros candidatos. Al igual que en Gómez Palacio, donde se tachó el logo de Morena, pero con el nombre de Rafael Palacios Alvarado.
Que en torno al tema de Yeidckol Polevnsky, dicen que pintó su raya con respecto a Durango y los pobres resultados, porque los candidatos no fueron de su agrado. ¿Entonces de quién sí? Como sea, uno que otro enojado por esas decisiones del partido, en la cúpula, señaló que esperaba que la dirigente nacional no repitiera en el cargo y que otro morenista de cepa sí llegara como Ricardo Monreal.
Los ciudadanos se cobraron las afrentas de los candidatos que fueron de un partido a otro por su deslealtad, por su incoherencia, por su indecisión y por no defender la ideología en la que militaron por tantos años, sin convicción, al parecer. Los castigaron y no salieron a votar, como se esperaba. No está vez.
