Que Omar Castañeda quiere imponer su agenda a la alcaldesa electa Betzabé Martínez a través de sus regidores “ganones” para hacerse con el control de las finanzas públicas en una suerte de contraloría que transparente, dice, los recursos del pueblo. Que vivo. Para empezar habría que esperar a que tomen protesta, alcaldesa y cuerpo edilicio. No vaya a ser que por andar corriendo antes de caminar tropiecen con su propio entusiasmo. No olvidar que hay procesos electorales a la vuelta de la esquina y Castañeda lo sabe, para honrar ese segundo lugar en los pasados comicios. Hay qué hacer ruidito y estar presente por aquello de la cochina amnesia electoral.
Que desde 2019 las colmenas de La Laguna han venido sufriendo mermas considerables por varios factores: la reducción del ciclo agrícola, la sequía, las altas temperaturas y, sobre todo, el uso de pesticidas que afectan a las abejas y acaban con su existencia a la larga. El asunto no es menor porque la producción apícola también representa un factor económico para la región. En 2009 las colmenas se vieron reducidas hasta en un 70 por ciento y el tema llamó la atención de medios nacionales e internacionales, porque estos insectos se ubican como los principales polinizadores y refieren una situación de crisis ambiental que pocos consideran de ocupación, más que de preocupación.
Que los choferes de las unidades de transporte público pasen de 12 a 19 horas frente a un volante, sin descanso y sin comer refiere una realidad del servicio: está agonizando. No hay jóvenes interesados en conducir un camión, es mejor ser chofer en plataformas o taxis. Se gana más y se trabaja más cómodo. Los propietarios de camiones están descapitalizados y existen “rutas” con apenas dos camiones. Ni pensar en adquirir unidades nuevas, los precios son prohibitivos. El círculo lejos de ser virtuoso, pinta para ser desastroso: sin choferes, sin camiones, con horarios inhumanos para los trabajadores del volante y con usuarios que abandonan este servicio, porque es mejor andar en taxi. Aunque es más gacho andar a pie.
Que aunque los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad no son precisamente el póster que las autoridades de Torreón colgarían en su oficina, en las reuniones privadas entre empresarios y el alcalde Román Alberto Cepeda González se ha repetido como mantra que la estrategia de seguridad avanza. Eso sí, todos coinciden en que aún hay trecho por recorrer, sobre todo en eso tan escurridizo llamado “percepción”.
