Que este viernes habrá mucha movilidad política en Coahuila con alguna que otra corcholata, que por más que califican de asambleas informativas en realidad parecen mitines, como el de ayer en Gómez Palacio para Adán Augusto López que contó con toda la infraestructura, sonido, templete y hasta vigilancia vial. Ya se sabe que el ex secretario es muy apreciado en Durango y Gómez Palacio por autoridades de primer nivel. Por cierto, ofreció incrementar a más de 6 mil pesos el apoyo del bienestar para las personas mayores. Prometer no empobrece
Que Adán Augusto estará mañana en Monclova y Saltillo, mientras que Monreal encabeza sendas actividades en Torreón y en Francisco I. Madero. Las corcholatas siguen activas destapando sus intenciones y eso que apenas estamos en julio. Por cierto, también a la estructura de Claudia Sheinbaum en Coahuila se le ocurrió hacer rueda de prensa por la tarde. Se trata de Shamir Fernández y compañía.
Que ante el inicio de las vacaciones escolares y el incremento natural en el flujo de las carreteras estatales por la llegada de visitantes en Coahuila se acordó ayer en la Mesa para la Construcción y Fortalecimiento de la Paz y la Seguridad, donde participan la Fiscalía General del Estado, Secretaría General de Gobierno, Secretaría de Seguridad Pública, Ejército Mexicano, Guardia Nacional, Segob, FGR, INM y Centro Nacional de Inteligencia, que se incremente la cantidad de filtros de vigilancia en forma conjunta en las carreteras, en los “Pueblos Mágicos” y no bajar la guardia en las franjas fronterizas.
Que desde el año pasado y tras dos años de pandemia por COVID-19, la actividad turística en Coahuila ha remontado y hoy hay actividades culturales, artísticas, gastronómicas, deportivas y festivales.
Que también hay movilidad médica y de convenciones, por eso es interés del gobierno estatal en forma coordinada con las corporaciones de seguridad, brindar garantías de paz y tranquilidad a quienes vienen a la entidad y que tengan certeza de que las carreteras son seguras.
Que la pregunta de ayer versó en torno a quiénes eran los ciudadanos árabes que pasearon por los paseos públicos, de Lerdo con sus vestimentas tradicionales. Lo llamativo fue tanto el vestuario como el aspecto de estos visitantes, que dejaron propinas generosas allá donde consumieron sus alimentos.