Que como aquella película noventera de “Su pasado lo condena”, fue lo que vivió ayer Lucero Martínez López, a quien su pasado laboral con Magdalena Peraza le cobró factura para llegar a la presidencia estatal de Morena. Finalmente los consejeros -y el gobernador electo- valoraron esa fisura en su hoja de vida y decidieron cortar por lo sano al elegir a Yuriria Iturbe Vázquez.
Que sin embargo, la tampiqueña Lucero Martínez fue elegida como secretaria de Capacitación y Formación Política de Morena, cartera estratégica que le demandará, además de mucho trabajo, la habilidad necesaria para mantener alejadas a la maestra Peraza y a los integrantes del grupo Carmona, si es que desea crecer y alcanzar mayores alturas dentro del partido.
Que hubo algunas carteras que se crearon de último minuto para el renovado Comité Directivo Estatal de Morena: una de ellas fue para Mauricio Alejandro Gattás, hijo del alcalde de Ciudad Victoria, Eduardo Gattás Báez.
Que con el proceso interno de Morena resuelto sin contratiempos y con los descartes anunciados de manera indirecta -al buen entendedor pocas palabras-, el gobernador electo enfocará, con su equipo de confianza, todas las baterías en el proceso de transición.
Que se vienen 33 días intensos para los que se niegan a aceptar la cruda realidad de que ya se van, para los que pelean por tomar el mando que les corresponde, y para quienes como pueblo libre y llano, tenemos que aguantar este pleito, en medio de una grave carestía, un regreso a clases con grandes rezagos educativos y una latente amenaza de una nueva ola de contagios. Y no es queja.
Que entre la oposición a la 4T se enfrentan a muchos problemas: el principal es la falta de un liderazgo, pues panistas y priistas no ven a un personaje encargado de agruparlos a partir del 1 de octubre. Si bien la instrucción desde CdMx es tener cordialidad entre Luis René Cantú (quien quiere reelegirse) y Edgar Melhem, las fricciones de la pasada campaña aún arrastran consecuencias. _