Que en la Secretaría de Movilidad, lejos de procurar el orden en el transporte público, ahora les ha dado por buscar nueva “clientela”.
Sucede que al arreciar la inseguridad en el transporte, algunos padres de familia de la zona de Otzolotepec y Temoaya se organizaron y en camionetas propias transportaban a estudiantes y obreros a cambio solo de la gasolina.
La situación fue “olfateada” de inmediato por los inspectores de la dependencia y se dieron a la tarea de retirar y confinar al corralón a una unidad que transportaba estudiantes, familiares todos. Curiosamente, esto ocurrió frente a una escuela de Otzolotepec y una base de taxis irregulares a los que los servidores públicos no vieron.
Que aunado a ello, vaya ocurrencias las del titular de esta dependencia, Raymundo Martínez, al negar que sea válida la propuesta para que haya licencia de conducir permanente, lanzada por Morena en la Legislatura mexiquense. El gran argumento del secretario es que la población envejece “y hasta pueden perder un ojo”. La medida que se implementó en la CdMx incentiva y beneficia a los bolsillos de los citadinos, mismo que podría pasarle a los mexiquenses.
Que en Ixtlahuaca, al alcalde Juan Luis Solalinde nadie le dijo que su chamba es gobernar a todo el municipio, y no dedicarse a consumar vendettas familiares.
Ayer domingo envió a personal de gobernación a intentar detener a su cuñado, el conocido político Sergio Valdés Arias, quien mediante las redes sociales ha hecho duras críticas a la gestión de Solalinde.
El edil no lo digiere, por lo que a toda costa trató de echarle a perder una fiesta privada, usando para ello al personal al que se le paga con los recursos municipales aportados por la población.
Que hay que analizar con cuidado qué tan reales son los casos de “desaparición” de niños en Calimaya, que motivó una protesta de habitantes. Tema delicado, si es que resulta cierto, y más aún si es falso, con la clásica psicosis generada en redes sociales y alimentada irresponsablemente por algunos “portales informativos”. Después, la experiencia lo ha dejado claro, vienen los linchamientos sin ton ni son.
El edil no lo digiere, por lo que a toda costa trató de echarle a perder una fiesta privada, usando para ello al personal al que se le paga con los recursos municipales aportados por la población. _
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