Que de manera destacada entre otras entidades, el Estado de México se convertirá en el campo de batalla de las corcholatas presidenciales. Es ampliamente sabido que aquí hay una mina de votos para quienes aspiran a esa candidatura que eufemísticamente llaman coordinación de los comités de defensa de la cuarta transformación; amén de que “les agarra cerca” de sus cuarteles centrales, por aquello de la austeridad en campaña.
Que sin embargo son escasos quienes, entre la clase política morenista mexiquense, han expresado abiertamente por dónde late su corazoncito. Y es que no quieren arriesgarse a cruzar peligrosamente la línea con el proceso que se vive al interior de su partido para estructurar el próximo gobierno que despachará desde el número 300 de la Avenida Lerdo, de cuya titular no es difícil suponer con quién tiene cercanía. Y no solo por cuestiones de género.
Que hoy, por ejemplo, Ricardo Monreal estará haciendo su luchita en Lerma y Toluca. Será importante observar a los personajes mexiquenses que lo acompañen para tener mayor claridad de ese tema en particular. Muy atentos quienes gustan de hacer la quiniela política, sobre todo con la definición de la famosa encuesta presidencial a la vuelta de la esquina.
Uno de los pocos cuadros destacados en la 4T estatal que ya levantó la mano es el diputado local Daniel Sibaja, que se integra al equipo de Marcelo Ebrard, con quien ha trabajado anteriormente y tiene muchas coincidencias. Hasta ahora es el único legislador local que ha dado ese paso y ya pidió licencia al cargo.
Que hablando del ex canciller Marcelo Ebrard, todo indica que seguirá el modelo mexiquense de aventar por delante “la aplanadora de las encuestas” para tratar de generar la percepción de que se trata de un triunfo consumado, y quizá con esto tener doble efecto: ganar simpatías y desanimar a las que potencialmente pudieran ser de algún oponente.
Por lo pronto ayer cacareó a los cuatro vientos, a través del ex funcionario de la SRE Carlos Candelaria, que tres empresas dedicadas a la demoscopía le conceden ventaja. ¿Entre gitanos se podrán leer la mano?