Que el primer Informe de la senadora Carolina Viggiano dejó más dudas que certezas, pues lo que más llamó la atención no fue quiénes estuvieron, sino quiénes no. En el evento, que contó con la presencia de sus dos diputados locales y algunos regidores del PRI, brillaron por su ausencia figuras de peso como los exgobernadores Manuel Ángel Núñez Soto y Francisco Olvera. La falta de estos y de otros personajes como José Antonio y Jorge Rojo, fue interpretada como una confirmación de la ruptura con la actual dirigencia tricolor.
Que el evento, que en otras épocas lograba abarrotar la Plaza de Toros, esta vez apenas reunió a unas 300 personas en el lobby, sin poder llenar siquiera las escalinatas. El ambiente, aseguran, recordó a los mítines del viejo PRD, que hoy ni su patio llenan, lo que es una señal clara de que el arrastre político de la senadora no es el que era en otros tiempos. Por cierto ¿Cuánto tiempo falta para que Olvera rompa definitivamente con el tricolor. La pregunta ya ronda en los pasillos del poder y en las tertulias políticas.
Que para cerrar con broche de oro, la senadora Viggiano no se guardó nada y le dio con todo a su dirigente nacional, Alejandro “Alito” Moreno, al reprobar públicamente su actitud violenta en el Senado. Un señalamiento que se suma a la ya evidente división interna del partido, que parece estar más fragmentado que nunca. Lejos están aquellos días de gloria y hoy el tricolor la tiene cuesta arriba en sus pretensiones para competir para sentarse de nuevo en la silla en la que hoy despacha Julio Menchaca. Con una imagen desgastada y sin rumbo claro, el PRI enfrenta una profunda crisis de liderazgo.
Que casual, hablando de algunos pocos fieles al Revolucionario Institucional presentes en el evento destaparon a Marco Antonio Mendoza que la juega además como presidente del Comité Directivo Estatal del partido como su llago para la gubernatura quien se dijo muy honrado con el cariño de la militancia pero que no está pensando en una candidatura por el momento. Por cierto Viggiano no se quedó atrás y le echó flores al dirigente estatal. Lo que nos preguntamos en esta esquina es ¿servirán de algo las porras? Al tiempo.
