Que en su visita de ayer a Guadalajara, la presidenta Claudia Sheinbaum destacó y agradeció públicamente la coordinación del gobernador Pablo Lemus con el gobierno federal, haciendo hincapié en que, si bien pueden ser de partidos distintos, la colaboración entre los distintos niveles de gobierno es fundamental. Sus palabras, sin embargo, fueron recibidas con una nueva interrupción por parte de simpatizantes morenistas. Este comportamiento no es casual; es la muestra perfecta de su naturaleza agitadora y polarizante. No buscan debatir, sino imponer una sola visión. Frente a esto, la reacción de la presidenta fue contundente y absolutamente justificada: “o nos respetamos o me voy”. Una advertencia clara contra la intolerancia y la falta de educación que pretenden dominar el espacio público.
Que el viaje de los acontecimientos es elocuente: en medio de la polémica por el presupuesto y las tensiones que buscaban desestabilizar a la UdeG, la Presidenta Sheinbaum elige visitar la universidad, corregir el recorte calificándolo de “error humano” y tender un puente afectivo al declararse “hija de la UdeG”. La respuesta institucional no se hizo esperar. Inmediatamente, la rectora Karla Planter emitió un comunicado oficial de agradecimiento, subrayando la “tranquilidad” que estas declaraciones generan. Esta rápida ida y vuelta parece cerrar un ciclo de incertidumbre y marca una voluntad de distensión y coordinación que beneficia a toda la comunidad universitaria.
Que la dramática imagen de una señora siendo rescatada de un socavón reportado desde hace más de un mes es la prueba más elocuente del colapso institucional. Mientras el SIAPA ofrece la misma fórmula de “canalizar el reporte” y “trabajar a la brevedad”, los ciudadanos literalmente se están hundiendo. Es indignante que una persona mayor caiga al mismo hoyo que ya se había tragado un camión para ver si ahora sí las autoridades reaccionan. Esto no es un imprevisto, es negligencia pura. En medio de esta emergencia, las declaraciones de la diputada Gaby Cárdenas sobre auditorías y plazos que vencen la próxima semana resuenan en la negligencia. La ciudadanía no debería esperar más trámites burocráticos por su seguridad.