Que la violencia en la zona Laja-Bajío y municipios donde hay presencia de un grupo delictivo local y uno que proviene del vecino estado de Jalisco no tiene límite en una semana se registraron dos multihomicidios que la asociación civil Causa en Común han denominado atrocidades, crímenes que cuya principal marca es la de hacer el mayor daño posible al mayor número de personas posible.
Según la asociación, hasta mayo se tenía el registro de 33 atrocidades, entre las que documentaron 3 masacres. A julio la cifra de estos multihomicidios alcanzaría al menos 10, lo que habla de un descontrol en la zona respecto a la operación del crimen organizado.
Que se suman dos ataques más a elementos de la policía de Celaya, perpetrados justo en contra de agentes que fueron contratados luego de salir de la extinta Policía Federal y cuyo objetivo ha sido tratar de mantener a raya a delincuentes que se dedican a cometer delitos de alto impacto.
Es claro que los cambios que vienen y las detenciones que se han realizado en la zona están provocando movimientos al interior de los grupos delictivos, lo que es un hecho es que está muy lejos de la realidad la paz en esta zona pese a que se anunció constantemente que era territorio rescatado por la autoridad.
Que habrá que hacer énfasis en que la violencia no es un fenómeno exclusivo de Guanajuato pues los multihomicidios se han convertido en el pan de cada día con el que los criminales buscan la mayor publicidad posible pues la cifra de este tipo de atrocidades es de una cada semana aproximadamente en el país.
Queda claro que hay un fallido intento por meter en cintura a los delincuentes que, habrá que decirlo, aumentaron su poder de fuego gracias a la comercialización indiscriminada de armas a minoristas en EU, prueba de ello es el rifle en manos de un joven de 20 años que se usó para atentar contra Donald Trump.