La pensión para adultos mayores que ofrece el gobierno federal para las personas mayores de 65 años, tal vez es la estrella de la 4T, pero también es quizá de los programas que más errores tiene y más incomodidad les causa a los beneficiarios y quienes los apoyan para los trámites para inscribirse y cobrar el pago.
Y es que un día les dicen una cosa y al siguiente ya están vigente otra. Solicitar información es un martirio, los teléfonos que los mismos servidores de la nación proporcionan, no los contestan y para la gente, eso es una burla.
La Secretaría de Bienestar Social, como muchas otras dependencias, cree que el internet y las redes sociales son todo, ahí quieren informar y resolver todo, pero no toman en cuenta que muchos abuelitos carecen de recursos para tener acceso a ellas o no saben cómo usarlas.
Cada mañana, bien tempranito, se habla de los programas que tiene en marcha el gobierno federal y la joya de la corona es el apoyo para los adultos mayores, que en los últimos meses incrementó el rango de edad para ingresar a él, así como el monto del depósito que tendrán.
Pero, de verdad, si quieren que sea su bandera para los procesos electorales que vienen, aún les queda mucho por mejorar. Pues no es posible que cosas tan sencillas no las puedan prever.
Un ejemplo son la vigencia de las tarjetas en las que les depositan a los abuelitos. Desde hace varias semanas a muchos se les vencieron y nunca fueron para decirles qué hacer antes de que esto sucediera, dejaron correr el tiempo y ahora los adultos mayores no cuentan con ese dinero conforme a lo tenían programado.
Lo mismo sucede cuando extravían la tarjeta, deben de llevar todos sus documentos y se tardan meses en hacerles una reposición. En el banco, les dicen que no pueden resolverles y los envían de nuevo a la dependencia.
Y cuando van y piden informes a las oficinas de Bienestar Social se topan con largas filas, instalaciones donde están a la intemperie y tienen que esperar de pie, lo que al final resulta una pérdida de tiempo, sin contar que con las aglomeraciones se están exponiendo a contagios de covid-19.
Ni los abuelitos, ni ningún ciudadano, merecen esos tratos, sobre todo con un programa que es el estandarte de la llamada 4T.