Qué fácil es publicar desde el iPhone que las fuerzas federales no debieron liberar a Ovidio Guzmán aunque costara la vida de civiles cuando ni el miedo ni los muertos son tuyos.
Un Culiacán sitiado y dominado por el narcotráfico desde hace décadas, un Sinaloa corrompido hasta la médula, donde el gobierno y el crimen organizado se entretejen y protegen, fue escenario de otra balacera el pasado 23 de mayo que hizo revivir la polémica de la liberación del hijo de El Chapo en 2019.
Las imágenes de estudiantes tirados en el suelo esperando a que terminara el tiroteo circularon en redes sociales y generaron indignación entre los ciudadanos, pero la realidad es que desde hace décadas hay zonas del país en las que tienen que asumir que son territorios de guerra desde hace casi 20 años, y que aprender a tirarse al piso y mantener la calma durante la balacera forma parte no oficial de su plan de estudios.
Y estas escenas no son propias de esta administración, las hemos visto desde la fallida estrategia contra el narco de Felipe Calderón, una simulación que salió a la luz con la captura de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad procesado por sus vínculos con el Cártel de Sinaloa. Un conflicto que marcó un antes y un después en la violencia que acecha al país.
Desde el 8 de diciembre de 2006, cuando el panista declaró el inicio de la guerra contra el crimen organizado -que para quienes vivíamos en entidades clave era evidente que íbamos perdiendo-, hasta 2021, casi 400 mil personas fueron asesinadas en el país, de acuerdo con cifras del INEGI y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Es más sencillo ver los números y comparar sexenios, cuando son otros quienes pagan esas pérdidas y se olvidan que miles de civiles ya han muerto por un plan de seguridad ineficiente y la corrupción de quienes lo ejecutan.
El crimen organizado es un monstruo imparable alimentado por las fallas del Estado que permitieron su expansión sin límites ni consecuencias hasta un punto que parece no tener regreso, y ninguna de las estrategias implementadas por las autoridades han restaurado, aunque sea un poco, la paz.
Dora Raquel Núñez
Twitter: @draquelnzx