Política

La ley y la reconciliación nacional que esperen

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La muerte del gran José José opacó la noticia viral de mi supuesta “deuda por 900 millones de impuesto predial”. A eso me referiré próximamente.

Hoy le comento que el Presidente amplía el camino a su despotismo: con solo invocar la “seguridad nacional” quiere arrasar con la única institución que tenemos las personas, organizaciones, empresas, pueblos indígenas (que él ama apasionadamente) y en general los gobernados, para defendernos de las arbitrariedades de la autoridad: el juicio de amparo.

Veremos si el Poder Judicial evita tamaña arbitrariedad o quedamos indefensos ante los atropellos del poderoso gobernante.

Más de cien juicios de garantías promovidos conforme a la Constitución, la Ley de Amparo y múltiples disposiciones normativas pueden reducirse a basura si los jueces no lo impiden.

El problema de los aeropuertos lo provocó el mismo Presidente al suspender arbitrariamente el que se construía en Texcoco, a pesar de su avance, de los miles de millones que se perderán del erario, y de las consecuencias para el país.

Si lo suspendió porque había corrupción, procedía castigar a los corruptos y asegurar que concluyera con legalidad, pero los que llamó “corruptos” hoy trabajan para el gobierno y el Presidente nada dice del despilfarro.

Además, él dijo públicamente que si la obra en Texcoco la financiaban los particulares, “que la hagan”. Después incumplió su palabra para mantener el capricho de hacerlo en Santa Lucía frente a un cerro, imputando a los amparistas “sabotaje legal”.

Acusó a un ex ministro de la Corte de apoyar a los promoventes de los amparos y tacharlos de “mezquinos”; el ex ministro lo negó, y el Presidente salió con la gansada de “yo digo lo que pienso”. Eso nadie lo puede corroborar, lo que está ampliamente probado es que con frecuencia no piensa lo que dice; además, no expresó un pensamiento, hizo una imputación sin aportar pruebas. Esa es su costumbre.

El problema de fondo es que el Ejecutivo Federal mantiene su lógica perversa de mentir y difamar para justificar sus caprichos, incompetencias y despilfarros, y que olvidemos a la economía nacional en picada y a la criminalidad en ascenso.

Es el tiempo de los ciudadanos y las instituciones, para escapar de la barbarie que comienza, sobre todo, ante la esquizofrenia del inquilino de Palacio que pasa rápidamente del piadoso pastor amante de su grey, al pendenciero en campaña.

¡Ya calificó de “conservadores” a los vándalos que hicieron destrozos en el centro de Ciudad de México!

Y, con sus “otros datos”, “fuchi” y “guácala”, pronto calificará de “neoliberal, conservador y mezquino” al cambio climático; y hará volar al águila para que el palmípedo y gallardo ganso (su insignia personal) pose en el Escudo Nacional.

La ley y la reconciliación nacional que esperen. 

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Diego Fernández de Cevallos
  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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