Es portentoso y nunca antes visto lo ocurrido en el Frente Amplio por México: la irrupción de muchas organizaciones ciudadanas en las vidas y decisiones de tres partidos políticos nacionales, y la manera de nombrar a Xóchitl Gálvez para enarbolar la lucha en contra de la siniestra destrucción de México.
Los ataques arteros a las instituciones del país, y el titipuchal de dicterios a los disidentes, por cuenta del capo mayor del crimen organizado hecho gobierno, así como su intentona de realizar una elección de narcogobierno, propiciaron el milagro de hacer nacer una formidable fuerza opositora.
Las próximas elecciones no serán entre partidos políticos, sino entre millones de mexicanos, con el PAN, el PRI, el PRD y Xóchitl Gálvez enfrentando a “Juntos Haremos Escoria” y su leva electoral.
Nuestra democracia está bajo dos fuegos: la del crimen organizado capitaneado por Tartufo, y el crimen organizado integrado por cárteles y pandillas, de crueldad inaudita. (Aunque son cientos de miles de asesinatos más por la destrucción estúpida del sistema de salud).
Esas organizaciones delincuenciales se coaligan en lo electoral para llevar a los cargos públicos a sus sirvientes; y ya tienen en México ese camino muy andado. A eso se le llama, lisa y llanamente, narcogobierno.
Es evidente el derroche insultante de dinero público hecho por las corcholatas (para pintar cercas, poner espectaculares y hacer leva electoral); por supuesto, haciendo todo tipo de payasadas y desfiguros, denunciando públicamente sus trapacerías y disputándose a palos y varillazos el dedo cariñoso de su amo, como se observa en imágenes televisivas.
Si gran parte del país está bajo el terror del narcotráfico y delincuentes de diverso pelaje, ya sabemos cómo procederán en la justa electoral.
En ese siniestro escenario se halla polarizada la población, con instituciones agredidas diariamente desde las pestilentes mañaneras e incapaces de garantizar, siquiera, la vida humana, ya no digamos los derechos políticos.
Por eso, magistrados electorales se preguntan: “¿Qué vamos a hacer cuando ya vemos las consecuencias del rompimiento del orden legal?” Y exigen a Tartufo “dejar de tener una influencia nefasta en los procesos democráticos”.
En esa realidad, de poco servirá el valor (incluso heroico) de unos cuantos; se requieren muchos millones de mexicanos enfrentando a esos pelafustanes y, en las urnas, haciendo valer el imperio de la ley y la democracia. A partir de ello podremos empezar a reconstruir la fraternidad en la vida nacional. No más ni menos necesita y merece México.
Pd. Tartufo califica de “simulación” lo hecho por el Frente. Eso dirá cuando Xóchitl sea presidente de México. Ya lo conocemos: no sabe gobernar ni perder, y desde la acometida de Xóchitl no se le ve exultante, sino perplejo.