Si un gobernante se dedica a mentir sin reposo y traicionar sin límites, a balbucear tonterías, a vomitar injurias, a cometer todo tipo de caprichos y violaciones a la ley, a descubrir en su ombligo al Universo y a festejar sus chistes, su caso es psiquiátrico.
Pero ese torrente de infamias no suele nacer exclusivamente del cerebro de tales quistes patógenos, sino de los Mefistófeles que siempre los rodean, dedicados a exaltar los desvíos de tan soberanas piltrafas.
En el caso de México es enorme el daño de esos truhanes, pues actúan sobre un cerebro resentido y rencoroso (por ello desvalido) para envenenarlo más.
Casos recientes permiten especular en tal sentido:
1) Acusar a ocho ministros de corruptos y traidores por hacer valer lo establecido en el art. 21 Constitucional, resulta aberrante.
Reprocharles el “no estar al servicio de la mayoría del pueblo” es una soberana idiotez. La Corte no está para servir a mayorías ni a minorías; ni para generar políticas públicas en beneficio de pocos o de muchos. Eso le corresponde, entre otros, precisamente al Ejecutivo federal.
La Corte sólo sirve a la población cumpliendo y haciendo cumplir la Constitución, empezando por el Presidente de México, aunque éste se ponga amarillo y regurgite odios.
Y, como “amor con amor se paga”, no debe causar sorpresa si el ministro Zaldívar pronto es el encargado de la Fiscalía General de la República, porque en “juntos haremos escoria” todo es posible.
2) La ministra Piña dialogó con la secretaria de Seguridad para otorgar, por parte de la Corte, los tiempos razonables para ejecutar los cambios en la estructura y operación de la Guardia Nacional; eso llevó a don Nefasto, como buen fullero, a simular indignación, y teatralmente dijo: “ya se arrepintieron… nosotros no hacemos tratos en lo oscurito… no les contesten ni el teléfono… es cuestión de dignidad”. ¡Órale!
3) Decir que el INAI es inútil y caro, constituye una falacia refutada con elegancia por su presidenta Blanca Lilia Ibarra, invitando al secretario de Gobernación a visitar ese instituto para conocer su desempeño.
Mucha corrupción se ha conocido gracias al INAI, como la de la casa blanca y la estafa maestra en el sexenio pasado, y la estafa en Segalmex por más de 15 mil millones en este gobierno.
¿Que es caro el INAI, porque nos cuesta mil millones al año?; pues recuperen lo robado en Segalmex para asegurar por 15 años los servicios del INAI a los ciudadanos.
¿Que no sirve porque la corrupción va en aumento? La respuesta es clara: al INAI le corresponde favorecer la rendición de cuentas y la transparencia en el actuar de los gobiernos; a los ciudadanos nos toca lamparear a los pillos; y al aparato de justicia reprimirlos.
Para todo gobierno inepto, corrupto y traicionero su peor enemigo es la transparencia.