Policía

La tragedia pudo ser evitada

SERIE PERIODÍSTICA “ABC DE UNA OPERACIÓN DE ESTADO” / CAPÍTULO III

La bodega donde inició el incendio que se propagó a la guardería. DETECTIVE
La bodega donde inició el incendio que se propagó a la guardería. DETECTIVE

Otra cosa que recuerda el ministro Arturo Zaldívar de su reunión privada en la Suprema Corte de Justicia con las familias de los niños de la Guardería ABC, es que algunos padres le informaron que los expedientes de sus hijos sobrevivientes habían sido manipulados por el IMSS para que los daños respiratorios provocados por el incendio fueran atribuidos a causas naturales.

“Los escuchamos por más de tres horas. Hablaron todos los que quisieron y todo lo que quisieron. Me comprometí a hacer todo lo que podía hacer, así como también les expliqué las limitaciones del dictamen que podía dar la Corte.

Al final, como alguien de mi equipo me había dicho que el presidente Calderón los iba a recibir el día siguiente, 30 de abril, les dije: ‘Oigan, pues qué bueno, entiendo que el presidente Calderón los va a recibir mañana’. Sin embargo, los papás y las mamás presentes dijeron: ‘No, no, no... No nos va a recibir’.

Ya que se acabó la reunión, uno de los abogados se acercó y me dijo: ‘No, ministro, el Presidente sólo va a recibir a algunos papás de niños lesionados. A los demás no los va a recibir’”.

Zaldívar hace un paréntesis de su relato, para remarcar una crítica: “El Día del Niño, el presidente Calderón, paladín de la democracia, recibiendo a cinco o seis papás y mamás, ignorando el dolor de todos los demás”.

*** 

“Fui la primera  autoridad del Estado mexicano en recibir a todos los papás y mamás —sin distinción— y  escucharlos, y dar la cara, y tratar de ser empático con ellos. Después de esta reunión, subo a mi oficina y le digo a mi equipo más cercano de colaboradores: ‘Ni un paso atrás. Aunque me maten, yo no puedo avalar esta injusticia terrible y este horror que me acaban de contar’”.

“Y entonces me puse de acuerdo con mi ponencia. La mitad de la ponencia la usamos para la Guardería ABC e hicimos nuestros tiempos. Les dije: ‘Tenemos que tener el proyecto antes del aniversario, que es el próximo 5 de junio. No le vamos a decir a nadie lo que estamos haciendo’. Y así fue. Por primera vez en la Corte, que todo se filtra, no se filtró nada. Mis compañeros ministros me preguntaban y yo les decía: ‘Ahí vamos, ahí vamos…’.

En alguna ocasión el presidente de la Corte me preguntó directamente también. Le dije: ‘Ese tema, don Guillermo, está muy complicado, lo estamos estudiando’. Y me respondió: ‘Hombre, son cuatro preguntas, te las echas rápido y ya’.

Lo primero que yo hice con el proyecto fue decir: ‘A ver, esta facultad, si está en la  Constitución, tiene que tener algún sentido, no puede estar para que no sirva para nada’. Entonces, el primer capítulo del proyecto es redimensionar y darle sentido constitucional a esta facultad. Ahí decimos que esta facultad debe servir para que el Tribunal Constitucional de México, como máxima autoridad constitucional, pueda establecer un voto de censura con un peso político-ético, no religioso-ético, y con una censura a los malos funcionarios públicos, porque si no, no sirve de nada.

Una vez que hacemos una investigación, si encontramos que hay servidores públicos que pueden tener esta responsabilidad política, hay que señalarlos con nombre y apellido, porque la responsabilidad política es esa. Cuando uno tiene un cargo, uno asume una responsabilidad. Y si bien nuestra facultad no nos daba para sancionar penalmente o administrativamente, sí nos daba para señalar políticamente a los responsables de esta tragedia.

Amartya Sen, premio Nobel, como lo cité al presentar el proyecto, dice que una tragedia se convierte en una injusticia cuando pudo ser evitada. La tragedia del ABC pudo ser evitada, consecuentemente, fue una gran injusticia, y las injusticias tienen responsables, no surgen por generación espontánea. Por eso se redimensionó esa función en el proyecto.

—¿Cómo fue la escritura del proyecto?

—Curiosamente, recuerdo que este primer capítulo lo redacté yo en mi laptop. Yo acababa de llegar a la Corte y todavía estaba muy habituado a redactar todos mis escritos en mi computadora. Redacté personalmente este apartado en donde decimos: ‘Esta facultad es extraordinaria, surge cuando todo lo demás ha fallado y cuando todos los cauces normales no son suficientes. La majestad del Tribunal Constitucional toma el caso, investiga y establece un dictamen donde señala la existencia de violación grave a derechos humanos, y las y los funcionarios públicos a los que se les puede imputar una responsabilidad política y constitucional por esa violación a derechos humanos’.

Este simple apartado vino a cambiar el paradigma de la facultad del '97 y por eso nos quitaron después la atribución. Cuando nos llega el caso, lo que hacemos adicionalmente es que tenemos que investigar todos los antecedentes. Dos secretarias de Estudio y Cuenta mías, una de ellas hoy Magistrada, se dieron a la tarea de ver todas las cajas que había en el edificio de Revolución de la Corte, para analizar los antecedentes de todos los casos y todo lo que había.

La conclusión a la que llegamos es que el accidente o la tragedia de la Guardería ABC no fue casual. No es algo que pudiera responsabilizarse a los encargados de la guardería. Es una tragedia que pudo haber ocurrido en muchas otras guarderías, porque había un desorden generalizado en todo el sistema de subrogación.

—¿Cómo era este desorden?

—En dos aspectos: lo jurídico era un desastre, prácticamente ninguna guardería tenía toda la documentación en orden. Y lo jurídico tiene un sentido: lo jurídico es para ver si se reúnen ciertos requisitos que son indispensables, pero adicionalmente, el Instituto de Investigaciones de Matemáticas Aplicadas y Sistemas de la UNAM, dio su dictamen diciendo que en todo el sistema de guarderías había un desorden generalizado.

No se tenían los mínimos requerimientos de seguridad y de protección civil en la inmensa mayoría de las guarderías. La del ABC era una cosa tremenda: No estaba junto a una bodega del gobierno, como se decía: Estaba en una bodega que compartía con una oficina o bodega con varias toneladas de papel del gobierno del Estado, prácticamente divididas por una tablaroca, junto a una vulcanizadora y una gasolinera; las puertas de seguridad se abrían para dentro, estaban todas bloqueadas…

Como tú sabes, viendo los hechos, cuando empieza el incendio, se pasa todo el humo a la guardería. Caen bolas de fuego, una lluvia de fuego en la cual se empiezan a quemar y asfixiar todos los niños y las niñas. Algo dantesco, espantoso, terrible, inimaginable…

Yo dije, cuando presenté el proyecto en el Pleno: ¿Qué tiene que pasar en este país, si la muerte de 49 niñas y niños no nos conmueve y no nos hace exigir justicia? Somos el país en donde todo pasa y no pasa nada, en donde pueden morir 49 niñas y niños por negligencia grave de las autoridades, y no hay responsables.

La Corte, cuando avala eso, se convierte en corresponsable de esa injusticia, de esa infamia, de esa tragedia que pudo ser evitada”. 

(CONTINUARÁ…) 


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Diego Enrique Osorno
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