Policía

De lengua me como muchos tacos

BITÁCORA PERIODÍSTICA “EL VIAJE DE LA SEMILLA” / CAPÍTULO XV

Antes de subir al barco, la zapatista colaboró en tiendas colectivas y molinos de maíz. María Secco
Antes de subir al barco, la zapatista colaboró en tiendas colectivas y molinos de maíz. María Secco

Yuli platica que después de largo tiempo como Promotora de Educación en los municipios autónomos zapatistas, el equipo de Formadores de Educación en el que estaba María José —otrora integrante del Escuadrón 4-2-1— la llama para tener un diálogo que recuerda así:

—No, mira, queremos ver si quieres participar como Formadora, nosotros vemos que sí le echas ganas en el aprendizaje y necesitamos que también haya compañeras Formadoras, porque hay pocas, entonces necesitamos más Formadoras.

—No me siento todavía capaz de capacitar alumnos…

—No te preocupes, aquí vas a aprender. Los temas que se preparan, los vamos a preparar juntos, así como ves que nosotros nos juntamos por las tardes aquí, donde estamos en la capacitación, así nos juntamos para compartir y ver qué clase nos toca dar mañana, con los nuevos Promotores.

Por entonces, explica Yuli, los pueblos zapatistas veían la necesidad de la educación y comienzan a nombrar nuevos promotores. “Se animaron hasta a mandarnos Promotores que no sabían leer, que no sabían escribir y así los mandaron, entonces, nosotros como Formadores teníamos que buscar formas y métodos de como enseñarles. Empezábamos así a hacer nuestros planes de trabajo y así empecé como Formadora, pero no dejaba el trabajo como Promotora en mi pueblo. Iba a dar la capacitación y cuando regresaba, pues otra vez al pueblo, porque no había a quien más nombrábamos, o sea sí había, pero estábamos chiquitos en eso aún”.

Antes de subir al barco, la zapatista hizo trabajos de Promotora y Formadora, colaboró en tiendas colectivas y el molino de maíz. “Tuvimos un Encuentro de Formadores, no recuerdo en qué año, pero tuvimos un encuentro de tres caracoles, en un lugar que le llaman La Culebra. Fuimos, nos juntamos y ahí ya nos conocimos los formadores del Caracol Roberto Barrios, los de La Garrucha y los de La Realidad”.

“Hicimos esa concentración de Formadores en Culebra para compartirnos ideas y los métodos de cómo ellos enseñaban y cómo nosotros enseñábamos, para compartirnos ideas que nos sirvieran. Y sí nos ayudó mucho, creo que fueron cinco días de compartición y buscar formas, pensando en la idea de que en todos los caracoles hubiera una misma educación, los mismos métodos, porque veíamos que en otros caracoles estaban un poquito más avanzados, como que tenían otras ideas que sí beneficiaban, entonces eso nos lo traíamos como Formadores y otra vez a compartirlo con los Promotores para que se vayan las ideas también a los pueblos”. 

***

Hubo un momento en que un compa llama a Yuli, quien platica el diálogo que tuvo, según lo recuerda así:

—¿Cómo ves si coordinas un Encuentro de Jóvenes o que ayudes a pensar cómo vamos a organizar a los jóvenes? Hay que saber qué necesitan los jóvenes para que los concentremos, para que les demos pláticas de cómo va la lucha, ¿cómo ves? Tú que estás en el trabajo de la formación, ¿cómo ves la juventud ahora de los compas? Porque hay compas que a lo mejor no quieren ser Promotores de educación o de salud, pero que les gusta, por ejemplo, la música, o que les gusta algún otro taller, entonces hay que inventar, hay que pensar, analizar cómo compartimos.

—Lo que creo —respondió Yuli— es que hay que decirles a los jóvenes que los vas a llamar con baile. Hacer un Encuentro de música e invitar a todos los pueblos y que venga quien quiera venir.

—Sí, yo sé que sí, pero ¿qué les vas a decir ahí cuando vengan al baile? Porque no solo van a venir a bailar, hay que ver…

—Pues hay que programar bailables, poesías y que algunos compas, como los comités, que tienen más la experiencia de la lucha, nos hagan un plan de platicarnos, y que los jóvenes sepan cómo es el movimiento de la lucha, cómo arrancó el movimiento de la lucha, el por qué.

—Pues piénsalo, te lo damos

de tarea.

***

Pasó un tiempo y platicábamos entre Formadores que cuando íbamos a los cursos a otros pueblos no contábamos con llevar dinero, porque a veces los pueblos no tenían, nos daban nada más para tu pasaje. Una vez recuerdo que estábamos con María José y otros dos o tres compas en el Caracol, en una mesa, como a mediodía, después del posol y nos quedamos ahí platicando, como hacemos ahorita que nos ponemos a platicar.

—¿Y de qué platicaban? —pregunto.

—Decíamos ahí con María José: hagamos algo como Formadores para nuestros gastos, porque a veces se te antoja comer una galleta o algo y digo, planeamos algo, y me decía la Majo, pero, ¿qué hacemos? Mira, le digo, vendamos algo en los Encuentros, pero que sea un colectivo de Formadores, solo de Formadores, pues. Algunos decían: ‘No sé, es que a lo mejor no todos van a querer trabajar’, bueno, como que no estaban muy convencidos todos de hacer un colectivo.

Platicamos que los que quieran el colectivo nos quedamos aquí en la mesa y entre todos vamos a analizar cómo le vamos a hacer. Y ya se quedó María José, otras cuatro compañeras y creo que nada más tres compañeros Formadores.

La platica la recuerda Yuli así:

—Bueno, ustedes fueron las de la idea, propongan.

—Nosotras pensamos que vendamos café y empanadas y chalupas en los encuentros, nada más cuando sean encuentros.

—Eso está bien, pero cómo le vamos a hacer, ya que no hay dinero, no tenemos.

—Pues una opción es que busquemos y cooperemos de la bolsa alguna cantidad y para la próxima ya traemos.

—Si apenas venimos con los pasajes, ¿de dónde vamos a agarrar para comprar?

—Otra es que prestemos.

—Vamos a proponerlo a la Junta de Buen Gobierno.

—Pues vamos.

Y ya en la Junta, la charla ocurre más o menos así:

—Tenemos este plan y queremos ver si no hay algún fondo de algún colectivo que nos preste, y una vez que recuperemos, devolvemos como un préstamo, porque no tenemos cómo empezar.

—Sí, no hay problema, les prestamos, ¿cuánto quieren?

—No, pues necesitamos

3 mil pesos.

—Sí, está bien, ¿para cuándo?

Se aproximaba, no recuerdo bien, si era un 8 de marzo o un 17 de noviembre, que siempre esas fechas se celebran para recordar. Ya estábamos contentos los Formadores porque nos iban a prestar, bueno, unos contentos y otros preocupados, porque decíamos, ‘¿y si no sale?’, pues para nosotros 3 mil pesos era mucho dinero. Pero decíamos con la María José, sí va a salir, compas, y así hablábamos, como de broma, de que si no sale, ya nos vamos un mes a Cancún o por ahí, así decíamos.

Se aproxima el Encuentro y organizamos quiénes iban a hacer la compra y organizar los turnos, porque como hay baile, van a querer ir al baile, no van a querer estar cocinando siempre. Les decíamos, bueno, como nosotros arrancamos con la María José, nosotras vamos a pasar la primera noche, les vamos a enseñar cómo se hacen las empanadas, las chalupas y luego empezamos. También, para que no hubiera mucho gasto, vamos a traer unos dos vasos de frijol cada quien y dos vasitos de café molido cada quien, y así empezamos a organizar.

Y resulta que en el primer encuentro nos va retebién, porque juntamos los 3 mil pesos que habíamos pedido prestado a la Junta y creo que nos quedaron como 2 mil pesos de ganancia. Al ver eso, los demás Formadores se animaron, entonces, ya se fueron integrando y así se formó ese colectivo.

—¿Tenía nombre?

—Recuerdo que el nombre que le pusimos al colectivo fue: “De lengua me como muchos tacos”. 

(CONTINUARÁ…)


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Diego Enrique Osorno
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