En unos días se cumplen catorce años del siniestro de la Guardería ABC donde fallecieron 49 hijos e hijas de obreros a causa de la corrupción.
Catorce años en los que la justicia sigue sin aparecer. Por eso es que familiares organizaron actividades en Hermosillo que comenzarán con una vigilia el 4 de junio a las 8 pm afuera de la estancia infantil incendiada, la cual sigue esperando ser transformada en un memorial, como prometieron los gobiernos del presidente Andrés Manuel López Obrador y de Alfonso Durazo en Sonora.
La mañana del 5 de junio habrá una misa en la iglesia San José y a las 6 pm dará comienzo la marcha denominada “A 14 años de Lucha, por 49 razones”, que saldrá de la guardería hasta las escalinatas de la Universidad de Sonora, donde habrá un pase de lista y la lectura de un manifiesto.
Catorce años en los que la negligencia y el encubrimiento, abarcando desde jueces locales hasta las más altas esferas del Poder Judicial, han impedido que ni siquiera ante una tragedia de proporciones bíblicas exista castigo para los responsables.
Fue la Suprema Corte de Justicia la instancia que estuvo más cerca de dar validez al Estado de derecho, cuando investigó y elaboró un contundente informe, el cual fue finalmente desechado en el pleno por las presiones y cooptaciones a algunos ministros por parte del Poder Ejecutivo.
Lorenzo Ramos, el abogado que presentó esta denuncia formal ante la SCJN a nombre de algunas víctimas, falleció hace unas semanas. En su funeral recordábamos con colaboradores e hijos suyos la determinación con la que preparó y argumentó el caso, además de presionar al ministro ponente Arturo Zaldívar para que no rehuyera el fondo del asunto.
A la hora de involucrarse, cuando algunos familiares de la ABC lo buscaron para pedirle ayuda, con su estilo dicharachero, Lorenzo les dijo que los apoyaría, pero que debían tener claro que la justicia en México nunca llegaba por sí sola, que iban a tener que “corretearla”.
Catorce años después ese largo andar continúa. Lorenzo, antes de partir, solía lamentar que la decisión de la Corte hubiera ensombrecido no solo el caso ABC: en un país ansioso de justicia, el terrible precedente judicial resultó desesperanzador para miles de víctimas de otros casos aún menos notorios y fue un espaldarazo a la irresponsabilidad criminal de cientos de funcionarios que hoy se regodean en su impunidad.