Al final de esta novela las cosas tomaron el cause que más convenía tanto a don Elon como a México, su “gigafactory” llegará a Nuevo León y será la fábrica de autos eléctricos más grande del mundo.
El estira y afloja cuentan los que saben y que estuvieron al tanto de toda la negociación estuvo bastante bueno, el rumor es que Musk al cuarto para la hora cuando se sentía contra las cuerdas porque el gobierno mexicano supuestamente no lo dejaba poner en Monterrey por el tema del agua que yo le mencioné en una columna pasada, lanzó un manotazo de autoridad y dijo que si no era en tierras regias mejor se llevaba su fábrica para Texas, ante esta noticia ni tardos ni perezosos, los encargados del cabildeo “aflojaron” un mucho y terminaron por decir que siempre sí que estaba bien que donde el dijera, pero que usara “agüita” tratada para no dejar a los de allá con sed.
Santa Catarina según don Samuel García será la que albergará a esta planta y es que la cosa no era para menos créame, con una inversión inicial de 5 mil millones de dólares y 6 mil empleos que se generarán, el gobierno mexicano no andaba como para ponerse exquisito, es de reconocer por más que el gobierno federal diga que gracias a ellos Tesla llegó, no fue así, fue el gobernador de Nuevo León y su gabinete quienes estuvieron dedicados e hicieron todos sus esfuerzos para conseguir este acuerdo que duró más de 14 meses.
Hidalgo como se está volviendo costumbre, se quedó de nuevo en la orilla, se decía que tenía mucho chance y al final no se logró; sin embargo, al menos sí quedó en la mente del hombre más rico del mundo y existe la probabilidad que en un futuro más de largo plazo, se pueda generar una alianza con nuestro estado y Tesla más centrada en el mundo de las autopartes que de otra cosa, algunos ya hasta hablan que podría ser una fábrica de baterías de litio, que si bien sabemos ahora está en Sonora, los que saben de estudios en geología, dicen que Hidalgo y Puebla tienen por igual sus reservas.
David Aarón Cárdenas
[email protected]
