Lo que se venía cabildeando desde hace tiempo, esta semana se cristalizó, la justicia laboral por fin llegó, curiosamente en la conmemoración del día del trabajo.
Simbólico ya que es un día que en el deber ser reivindica social y laboralmente a aquellos que conforman la clase trabajadora, una clase que, hasta antes de AMLO, había sido ignorada, siendo carne de cañón, presas políticas, golpeada y con poco poder adquisitivo.
Pero que en honor a la verdad desde el sexenio pasado se le volteó a ver y se puso en el centro del debate y el desarrollo, como siempre debió haber sido. Creo que este jueves pasado fue trascendental ya que Claudia anunció como ya sabe, la reducción de la semana laboral de 48 a 40 horas para todo México.
Lo anterior y con acierto, pensado para hacerse en 5 años, es decir de a poco y paulatinamente se irán bajando el número de horas que le dedicamos al patrón, hasta llegar a 40; Marath Bolaños Secretario del Trabajo, será la punta de lanza de este proceso que verá su cúspide a partir de enero del 2030.
Digo acierto porque este quinquenio servirá para caminar pausado y seguro y que esta transición se dé la mejora forma, sin afectar la productividad empresarial y obvio los intereses particulares de los dueños del negocio, los cuales a final de cuenta lo que esperan es utilidad financiera.
Y como dijo la Sheinbaum en la comilona que tuvo con líderes sindicales esta semana, ante las críticas de la derecha: “Siempre es un buen momento, siempre, para defender a las y los trabajadores de México, siempre”, así tal cual transcribo la frase que dijo, porque hoy como nunca, no podría estar más de acuerdo con ella.
Trabajar dignifica, genera un sentido de desarrollo y avance para quien siente que aporta a quien le paga.
Así que si usted está leyendo esta columna es muy probable que tenga dos cosas muy valiosas: salud y trabajo, si es así, siéntase muy afortunado y además de seguirse cuidando agradezca que pueda llevar ingreso a su casa.