Política

La intervención no ha sido ni será la salida para la crisis en Haití

  • Mirada Latinoamericana
  • La intervención no ha sido ni será la salida para la crisis en Haití
  • Daniela Pacheco

Si hay un común denominador en lo que la gente quiere ver como un país casi maldito, es la intervención de los Estados Unidos. La mano negra del país del norte y cada una de sus decisiones sobre el destino de un pueblo que debería ser soberano, nos hace pensar hoy, equivocadamente, que la intervención es la única solución para Haití, cuando ha sido precisamente esa su verdadera maldición.

Referirse al problema de Haití como guerra entre pandillas o “violencia de las pandillas” no es solo reduccionista sino además muy problemático porque invisibiliza el problema de fondo; esta aparente “violencia de pandillas” tiene que más que ver más con una historia de sometimientos, golpes de Estado, humillaciones y la resistencia y la lucha de un pueblo por la autodeterminación y la libertad.

En 1915, Estados Unidos inició su invasión en Haití y desde entonces los regímenes de ocupación y de terror durante décadas, salvo algunos años excepcionales, no han parado, y durante los cuales todos los líderes de la resistencia han sido asesinados; cualquier atisbo de soberanía ha sido señalado de revolucionario, guerrillero, de bandido, de pandillero, caníbal, y por supuesto eliminado. La represión, la corrupción y el entreguismo a Washington han marcado el destino de todos los gobiernos haitianos; por supuesto, el pueblo y su deseo jamás han hecho parte de la ecuación.

Las principales —y más grandes— organizaciones de derechos humanos operan con recursos de los Estados Unidos señalando solamente a ciertas organizaciones que contravienen los intereses de las elites, pero no a sus pandillas que operan a manera de grupos paramilitares y que tienen relaciones o son parte del narco. Dichas élites que provienen del poder económico, legal e ilegal, van poniendo y quitando fichas en el ajedrez político a su antojo y en perjuicio del pueblo haitiano. Además, en un marco institucional tan debilitado, generan revueltas y crisis de forma estratégica, y ponen responsables a su conveniencia.

Haití no celebra elecciones desde 2016 y el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021 profundizó la crisis. Luego de la reciente dimisión del primer ministro Ariel Henry, el Ejecutivo actual será sustituido por un consejo presidencial de transición, compuesto por siete miembros que representarán a los mayores partidos políticos del país, al sector privado y al Acuerdo Montana, una coalición que había propuesto un gobierno interino tras el asesinato de Moïse. También habrá dos observadores sin voto, uno para la sociedad civil y otro para la comunidad religiosa.

Queda claro que la mayoría de las crisis que han convertido a Haití en una tormenta perfecta se han exacerbado o fueron causadas directamente por decisiones de Estados Unidos en nombre de una falsa democracia y defensa de los derechos humanos. Mientras nos dejamos convencer de la necesidad de una intervención como única salida de la crisis para Haití, como comunidad internacional solo presionamos y contribuimos a su agudización. La crisis de Haití solo puede ser resuelta por el pueblo haitiano. Por primera vez, respetemos su derecho a la autodeterminación.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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