Félix Salgado Macedonio agrupa a todos los males de la política mexicana juntos: machismo, misoginia, corrupción, violencia, injusticia, impunidad, tráfico de influencias. Y aunque, hoy por hoy, es el representante más vistoso, no es el único impresentable de todas las listas de los partidos. Hay varios candidatos con más distinciones en su prontuario que en su carrera política.
Lo anterior no es un hecho aislado, sino más bien el resultado de la crisis de los partidos políticos que en México ha alcanzado niveles exasperantes. Por un lado, el PRI, el PAN y el PRD, que, en su afán por derrotar al presidente López Obrador, decidieron hacer de su proyecto de país una gran suma de mezquindades y desgracias, a falta de una propuesta mínima seria.
Del otro lado, el partido de la transformación que prometió cristalizar las demandas del pueblo mexicano, así como la regeneración moral y política del país, pero que aguarda también un sin fin de impresentables y de chapulines con señalamientos criminales entre sus listas de candidatos.
Ambos partidos son hijos de las viejas prácticas clientelares, con la diferencia de que uno cuenta con la única fuerza moral importante: el presidente. Y tal como se anticipó meses atrás, nos enfrentamos a una elección en donde lo único relevante es estar a favor o en contra de su gobierno, así, con partidos sin matices, y candidatos sin propuestas programáticas serias ni mucho menos un proyecto de país. El aval para participar es solo una promesa de combatir y derrotar al lopezobradorismo, o de defenderlo o simular hacerlo para la foto.
Sería ingenuo pedirles a los partidos de oposición no mentir, no robar y no traicionar, luego de décadas de un régimen de impunidad y corrupción, y su intentona por consolidar un reciclado Pacto por México. Pero en la otra orilla, el escenario no se ve muy distinto.
Lavado de dinero, delincuencia organizada, narcotráfico, violación, trata, abuso sexual, prostitución, y demandas por pensión alimenticia, van y vienen como acusaciones y hechos consumados, por todas las opciones políticas, sin distinguir el color. Hablamos de la misma clase política corrupta aferrada al poder que llegará por cualquier vía, sin ningún mérito.
En medio de la disputa están las y los ciudadanos que no saben para dónde hacerse, porque nadie tomará responsabilidad por las y los impresentables; orillados a escoger únicamente entre el amor y el odio por el presidente de la República que carga en sus hombros la autoridad moral de todo un gobierno y que continúa caminando solo con su militancia, ninguneada en muchos estados en el proceso interno de su partido.
A pesar de ser una de las elecciones más trascendentales para el país, el mérito va en los reflectores y los comerciales y Tik Tok más ridículos.
Daniela Pacheco