El sábado pasado, Dina Boluarte viajó a la región de Ayacucho, al sur de Perú, para la colocación de la primera piedra de una obra de mejoramiento y ampliación del sistema de agua potable y alcantarillado, así como de obras de asfaltado en un poblado de la provincia de Huamanga —ni siquiera para la inauguración de una parte o de la obra completa—. La presidenta de Perú decidió lanzar caramelos a la multitud en el mismo lugar donde ordenó matar a varios ciudadanos peruanos.
Durante el acto y en medio de insultos de las y los asistentes fue increpada por Ruth Bárcena, esposa de uno de los asesinados en Ayacucho y quien le jaló el cabello a la presidenta. Boluarte jamás se ha caracterizado por su liderazgo político, ni mucho menos por su sagacidad, pero ¿y la provocación a las víctimas? ¿Lanzarles caramelos? ¿No tiene la mínima idea del rechazo que provoca su presencia en Ayacucho? ¿Nadie en su Gabinete le advirtió que era no solo indolente, sino la peor de las ideas? En el video se ve cómo a pesar de los empujones continua sonriendo, como si viviera en otro país, donde su propio pueblo no la abomina.
Rápidamente todas sus ministros y ministras condenaron enérgicamente el “ataque” y apelaron a la necesidad de unidad. ¿Unidad en cabeza de una presidenta a la que el 90% de la gente rechaza? Ojalá hubieran actuado con la misma celeridad con las más de 60 personas muertas a manos de ese mismo gobierno y sus fuerzas armadas, por las que hasta el día de hoy todavía nadie responde.
Incluso algún ocurrido con afán de congraciarse con la jefa habló de que “sufrió agresiones por su condición de mujer”. Qué fácil es hablar de agresión frente a mujeres que han visto morir a sus familiares a manos de una y unos cuantos miserables. ¡Sinvergüenzas!
Ruth Bárcena exigía justicia por su esposo, un operario de maquinaria de 32 años, herido en diciembre de 2022 con una bala que le perforó el tórax y le destrozó varios órganos, y que dejó huérfana a una niña de siete años. Bárcena se encontraba embarazada de gemelos cuando su esposo fue asesinado y también los perdió.
"Ahí voy a colaborar en todo y estoy en mi casa. Yo no me voy a escapar, porque yo no he matado a nadie, no he asesinado como ellos lo han hecho con nuestros familiares, especialmente con Leonardo Hancco Chacca. Así como lo mataron a él, yo no maté", fueron las palabras de Ruth al presentarse voluntariamente a la fiscalía. Será investigada por el presunto delito de violencia contra la autoridad para impedir el ejercicio de sus funciones, en agravio de la mandataria.
Dina Boluarte continúa un segundo año de gobierno sin hacer política; renunció a ejercerla, al menos, desde que asumió la presidencia. Ya sabemos que ni el poder ni la empatía la acompañan, pero tras estos actos es evidente que tampoco el sentido común. Mientras ella se sigue riendo de sus crímenes, es probable que una mujer desesperada que reclamaba justicia mientras le aventaban caramelos para callarla y humillarla, termine padeciendo doblemente en una cárcel.
