“En una mente desordenada, como en un cuerpo desordenado, el sonido de la salud es imposible” Cicerón
En días pasados la presidenta de México Claudia Sheinbaum puso en marcha la estrategia:
“Vida saludable, vive feliz”. Ejercicio pertinente e inédito como política pública de salud y educativa en un país donde muchas enfermedades se originan desde la niñez además del factor genético.
Lamentablemente existe un círculo desordenado en muchos hogares mexicanos.
Padres con enfermedades, hijos enfermos.
Se nos olvida que los hábitos conforman la realidad de los niños desde los hogares y que estos definen su modo particular de ser, su composición y el perfil personal de cada niño, niña y adolescentes.
Con la estrategia “Vive saludable, vive feliz”, se busca habilitar a las instituciones de educación como centros de prevención para mejorar la salud y, por ende, prevenir enfermedades en la población infantil con el apoyo de la SEP a través de su secretario Mario Delgado y dependencias de salud, principalmente a través del IMSSS que encabeza Zoé Robledo.
La presidenta Sheinbaum expresó que con esta estrategia se buscará hacer de las escuelas espacios de salud. Nuestra primera mujer presidenta de México puntualizó:
“Es un programa muy noble y que no queremos que se quede en el anuncio, sino realmente hacer de las escuelas espacios de salud, espacios en donde no solamente se aprenda lo que establece la nueva escuela mexicana, sino que también se aprenda a vivir, a tener una vida feliz y saludable”.
Esta política pública busca atender (sin que se exprese de forma directa), un tema que preocupa y afecta a las finanzas públicas:
La obesidad infantil que ha ido en aumento en las últimas dos décadas.
Según las encuestas nacionales de salud y nutrición que elabora el Instituto Nacional de Salud Pública el tema es preocupante sin descuidar, la agenda 2030 que tiene como objetivo, “garantizar una vida sana y promover el bienestar de todas las personas”.
Y haciendo hincapié a los esfuerzos que realiza el Instituto Nacional de Salud Pública en el artículo:
“Sobrepeso y Obesidad en población escolar y adolescente”, del año 2023 escrito por diversos investigadores, el estudio arrojó que entre niños y adolescentes la prevalencia con sobrepeso y obesidad fue de 36.5 y 40.4 respectivamente.
En el documento se destaca que la obesidad está en aumento por diversos factores donde el social y familiar están correlacionados estrechamente, además de la mala nutrición donde los azucares influyen de forma directa.
No quiero pensar en problemas graves de edentulismo donde tengamos niños sin ningún diente o, mejor dicho, literalmente chimuelos.
Por cierto, la estrategia busca abarcar la salud dental.
Sin embargo, hay graves problemas que van más allá de otorgar un cepillo de dientes o, enseñar como cepillarlos.
En el viejo régimen no se atendió la salud de nuestros niños y adolescentes como está proponiéndose hoy en día la actual administración.
Recuerdo que el matraquero del ex secretario de Salud, el priista José Narro Robles puso en marcha un programa que decía:
“Chécate, muévete y mídete”. Fue un verdadero fiasco.
El ex secretario priista de Salud estaba más preocupado (ilusamente), en buscar la candidatura a la presidencia por el PRI que ir a las causas de los altos niveles de obesidad y sobrepeso en nuestra niñez.
Pero esas, esas son otras historias.
Continuará…
@CUAUHTECARMONA