Política

Machismo en la UNAM (II)

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  • Cuauhtémoc Carmona Álvarez

En mi colaboración pasada apuntaba que la designación del nuevo rector de la UNAM tenía un tufo de machismo y me adentré a la semántica de la palabra “machismo”, entendida como la: 

“actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”.

Lo anterior no hay quien lo dude pues en más de 500 años desde el origen de nuestra máxima casa de estudios nunca ha estado gobernada por una mujer y esto debe preocuparnos. 

Salvo que simulemos y utilicemos figuras retoricas y eufemísticas para seguir defendiendo los tiempos a favor de los varones.

¿Dónde queda la igualdad de género para las académicas?

En la reflexión pasada nos faltó definir la prepotencia y esto genera una duda:

¿Qué entendemos por prepotencia?

La palabra nos conduce a la cualidad de “prepotente” y esta a su vez a dos definiciones adjetivas. 

Primera: más poderoso que otros, o muy poderoso. Segunda: que abusa de su poder o hace alarde de él.

Entonces tendríamos que ir a la definición de poder y desentrañar quizás desde un sentido político y académico al poder en las universidades públicas y esto sería un cuento de nunca acabar desde un sentido lingüístico. 

Pero sin darle tantas vueltas al asunto para la reflexión que nos ocupa en la UNAM siempre han estado hombres en su rectoría.

Nadie podrá entonces negar lo preponderante y exclusivo del sexo masculino en el máximo espacio de poder: La Rectoría cuya elección se ha vuelto como la elección de un papa. 

Solo entre hombres.

En un conclave cardenalicio donde se elige a un papa, los cardenales escogen entre ellos al sucesor de San Pedro sin opción a que sea mujer. 

La sucesión es entre varones. 

Y para que no quedara duda hubo un instrumento que comprobaba el hecho para que alguna “mujer” disfrazada de cardenal, no pudiera aspirara a la silla de Pedro. Si estimado lector, aunque parezca absurdo e irrisible.

Este instrumento se llamaba silla “stercoraria” para que un diácono llamado “el palpati”, tocara los testículos del futuro sucesor de San Pedro pues hubo una mujer que entre los años 855 y 857 se hizo pasar por hombre y logró ser elegida papa presuntamente con el nombre de Benedicto III.

Claro está que en la iglesia Católica como en las demás religiones monoteístas la figura de la mujer no está contemplada y eso sería motivo de otra reflexión, pero en la UNAM que si está pareciera que el consejo universitario tiene la silla “stercoraria” para acceder a su rectoría. 

Entre puros hombres no vaya a ser que se filtre una mujer…

La exclusividad en los puestos de poder en las instituciones políticas, civiles y académicas estoy convencido no deben estar reservados exclusivamente a los hombres. 

Por ejemplo en Saltillo y Durango capital también con más de 500 años de fundación nunca han tenido una mujer al frente de sus alcaldías. 

Da vergüenza por más que defiendan que hay pluralidad e igualdad de género.

¿Machismo en la UNAM? Sin duda.

No está a la altura de la transformación nacional en igualdad y equidad de género. 

Esperamos que una mujer dirija la UNAM y se dejen de competencias de poder entre facultades y escuelas como si la rectoría fuera una tómbola. 

México cambia a pasos a agigantados y los machismos deben ser desterrados. 

Vivan las mujeres junto con la transformación y la próxima presidenta de México.


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