En las últimas cuatro elecciones internas para escoger candidato del PRI en Coahuila estás han sido a través del dedazo y en muchos casos respetando la regla antidemocrática de “gobernador pone a gobernador”.
Rogelio Montemayor quiso poner a Chuy María Ramón pero fue tacleado por un hábil y oportunista político: Enrique Martínez y Martínez ex integrante y después Embajador del sexenio más corrupto de la historia reciente en México.
Me refiero al sexenio del prófugo de la justicia Enrique Peña Nieto.
Enrique Martínez y Martínez pasó sin pena ni gloria en Coahuila y aquella regla de que gobernador pone a gobernador se fracturó por la poderosa e influyente líder magisterial Elba Esther Gordillo Morales.
La Maestra perfiló a uno de sus pupilos con la ayuda del SNTE y de Fox.
Fue el ascenso de los hermanos Moreira donde empezarían los gobiernos de la demagogia, el engaño y sobre todo de la deuda.
El primero en empezar fue Humberto Moreira. La oposición estaba desdibujada a pesar de la transición del PAN a la presidencia de la República.
Humberto Moreira se caracterizó por su trabajo clientelar, corporativista y charro comprando a la oposición e impidiendo la democracia en el estado.
Nadie imaginábamos que desde el primer día de su gobierno buscaría posicionar a su hermano para que a través de la herencia doble, es decir de partido y familiar siguieran gobernado Coahuila instaurándose así, el “MOREIRATO” con desastrosos resultados en materia financiera aún sin resolver.
Humberto Moreira tuvo claro que a través de la Maestra Elba Esther y con el apoyo de Calderón podían imponer a su hermano Rubén Moreira ante una oposición desorientada.
Y ocurrió lo que nadie en un contexto democrático y pluralista podía imaginarse. El gobernador deja a su hermano de gobernador.
El surrealismo político mexicano en su máxima expresión. Empezaría la consolidación del “moreirato” y el nepotismo de los impresentables priistas herencia del Echeverrismo.
Rubén Moreira vive el regreso del PRI a los Pinos y en Coahuila se instaura una especie del PRI-Estado donde los actores políticos gravitan todos alrededor del tricolor.
En la Laguna, especialmente en Torreón la oposición se organiza y los liderazgos panistas recobran un segundo aire con Guillermo Anaya y Jorge Zermeño de frente a los procesos electorales pero no les da para vencer al dinosaurio.
Moreira logra imponer a su candidato Miguel Riquelme que recibe una entidad plagada de corrupción, saqueo e “hipercomprometida” financieramente. Venían los tiempos de los Mirreyes gobernado y de la generación podrida de gobernadores hoy prófugos de la justicia y otros en la cárcel.
La sucesión en Coahuila para el próximo año estoy convencido no tendrá el sello de las sucesiones anteriores.
Está de más nombrar al “delfincito” de los priistas. La alternancia en todos los estados excluyendo a Coahuila y Estado de México (que se mantienen intransitados políticamente), obliga a todos los actores políticos en Coahuila a unirse sin simulaciones para lograr la hazaña y repetir las transiciones como en Hidalgo, Sonora, Campeche, Guerrero o Tamaulipas por poner ejemplos.
Durango fue la excepción, donde el proceso estuvo lleno de fracturas y desinformación entre los Morenistas que nunca tuvieron claro sus amenazas, debilidades y traiciones.
Hago votos porque la sucesión en Coahuila acompañe a la transición política del país y cambio de régimen.
La democracia está en deuda con Coahuila. Hay oposición y los Coahuilenses tienen un papel histórico en la próxima sucesión. Cambiar el rumbo de la historia…
@cuauhtecarmona