El gran reto para la continuidad de la transformación es ganar la presidencia de la República con Claudia Sheinbaum pero sobre todo, lograr la mayoría en ambas cámaras para continuar con la agenda legislativa pendiente y reforzar los cambios estructurales que la 4T ha implementado desde el 2018 cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador llegó al gobierno de la república.
Sin embargo el partido fundado por el presidente (MORENA), en muchos estados del país adolece de cumplir estatutos y reglamentos.
Las cúpulas estatales se han convertido en una camarilla de dirigentes oligárquicos cual ambiciosos que ponen y quitan candidatos sin consultar a la base donde las encuestas pareciera son manipuladas u orientadas a ciertos personajes políticos.
Aquellas prácticas del viejo PRI que para estar en política había que estar en el cuadro y no moverse para salir en la foto en MORENA lo están repitiendo y eso puede traer costos muy significativos.
Pareciera que la tentación de elegir por “dedazo” a candidatos impresentables los tienta por ambición y eso es grave. En palabras de Octavio Paz el método del dedazo (utilizado por el PRI), fue el que señalaba a los criados.
Hay que denunciar la esclavitud y el servilismo partidario además de la obediencia palaciega.
Hubo muchos políticos que pensaban que el ejercicio del poder estaba en el marco del derecho hereditario y sucesorio.
En el norte del País hay un gran ejemplo: Un ex gobernador le dejó la silla a otro hermano con deudas al día de hoy impagables.
Los Moreira que aun andan como si nada.
Por cierto, en el pasado reciente MORENA en Coahuila tomó malas decisiones y los resultados están a flor de piel. En Torreón estoy convencido que con la candidatura de Shamir Fernández a la alcaldía el rumbo será otro.
La reflexión de esta semana a raíz de los procesos internos y de negociación que la izquierda hizo para definir candidatos a miles de puestos de elección popular.
Elección de candidatos para alcaldías, diputaciones y regidurías en toda la República Mexicana han estado llenas de inconformidades que deslegitiman a los líderes estatales del partido de la transformación.
En vez de transformación parece destrucción por copiar las viejas prácticas de la impresentable oposición quedando las candidaturas entre amigos, compadres y servidores del viejo régimen.
Parece que no aprendimos con Lily Téllez o Germán Martínez.
En el país hay muchos ejemplos de inconformidades como en el Estado de México, Tamaulipas, Oaxaca o Baja California Sur por mencionar algunos casos.
En la península el proceso fue una vacilada para elegir a los representantes populares en las próximas elecciones.
Aceptando una culpabilidad manifiesta, un activista social y militante petista (José Catarino Flores) aceptó que movilizó a militantes y simpatizantes para favorecer a un aspirante a la alcaldía de los Cabos.
En otros estados se presentan historias parecidas que no podemos permitir bajo ninguna circunstancia.
Hay que ser congruentes con lo que gritamos a los cuatro vientos.
Apostarle a la práctica del dedazo para forzar perfiles sin arraigo y trabajo es suicida.
Estoy convencido que el partido de Morena encabezado por Mario Delgado y Citlalli Hernández tienen la experiencia y capacidad a Morena a la victoria incluyendo reelecciones de Senadores, Alcaldes y Diputados.
La consolidación de la transformación no debe estar en juego.
Es de sabios rectificar y consolidar con exhaustividad la 4T en tiempos decisivos ante la amenaza de la oposición de regresar con una coalición impresentable y surrealista donde el agua y el aceite se han mezclado.
En Morena no deben existir las candidaturas a modo.