La semana pasada fue una de las más difíciles de las que se tenga memoria en la relación bilateral entre México y los Estados Unidos de América en las últimas décadas.
Se dice que en política nada pasa por casualidad y tal parece que este dicho se le olvidó completamente a la presidente Claudia Sheinbaum al salir al responder directamente a la secretaria de Seguridad Nacional de los Estados Unidos por sus dichos sobre la supuesta responsabilidad de la presidente en las manifestaciones de los últimos días en la ciudad de Los Ángeles .
Lo cierto es que la presidente Sheinbaum no debió responder directamente a lo mencionado por la funcionaria estadounidense, si no era una declaración de su par de Estados Unidos debió responder el secretario de Relaciones Exteriores, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana o la secretaria de Gobernación por el contrario, el silencio de dichos funcionarios solo manifiesta la inexperiencia en política exterior del actual gobierno federal.
Ahora bien, la presidente debió cuidar su lenguaje como comandante suprema de las fuerzas armadas mexicanas, en política la forma es fondo y al hacer un llamado a la “movilización” debió medir el alcance de sus palabra, sobre todo, entre los integrantes de sus partido, quienes se volcaron en redes sociales y otros medios a glorificar y magnificar el llamado a la movilización sin pensar en las consecuencias de este tipo de actitudes; en un momento en el que la relación bilateral con el país vecino del norte es bastante complicada.
No se puede ser indolente en las relaciones internacionales, por el contrario, la defensa de los mexicanos migrantes debe ser con estrategia, inteligencia y con los fundamentos legales y de derechos humanos en la mano, se debe adoptar una actitud digna acorde a los cargos, de gobierno y de partido que ostentan, por el contrario, el gobierno federal, su titular, su partido y sus militantes y simpatizantes mostraron una actitud indolente, fuera de la defensa apegada a la dignidad nacional que ha caracterizado a nuestro país en otros episodios de esta difícil relación binacional.
Va de la mano la ineptitud con la inexperiencia que ha mostrado el gobierno federal, no es lo mismo hablar para sus seguidores que la interpretación que se pueda dar a sus dichos en el marco de la relación entre estados soberanos, no se trata de doblar las manos y de ser menos ante una potencia, por el contrario, se trata de establecer una estrategia en la que se pueda negociar, como ya se ha hecho antes.
Lo más importante es que México y su gobierno se haga responsable de sus fronteras, de su seguridad, de su sistema de justicia, del desarrollo que se traduzca en el bien común y de ser un verdadero estado democrático de derecho, no una simulación de democracia en un estado autoritario.
En pocas palabras, México debe tomar su responsabilidad como país norteamericano, debe tomar su lugar Norteamérica y asegurar su propio desarrollo en un lugar privilegiado como vecino de dos potencias mundiales.