El presidente Andrés Manuel López Obrador decidió dedicar la mañanera de ayer a una presentación especial sobre la reforma eléctrica que ha enviado al Congreso. Invitó a Rocío Nahle, secretaria de Energía, y a Manuel Bartlett, el director de la Comisión Federal de Electricidad.
La secretaria Nahle hizo una amplia presentación y argumentó, como le tocaba, en favor de la propuesta. Terminó la secretaria y el Presidente abrió el momento de las preguntas.
Tres preguntas sobre Lozoya y el Hunan… la cuarta, una comparación con la persecución de los científicos. De ahí, no me pregunten por qué, al Tren Maya y luego algo del aeropuerto y… se acabó el tiempo.
La secretaria Nahle y Bartlett se quedaron tranquilos, nadie preguntó nada y el Presidente tuvo que defender al fiscal Gertz; dijo que Lozoya era un testigo de la corrupción, que si la inmoralidad, es decir, ayer Lozoya fue un estorbo para la agenda del Presidente.
La fiscalía salió unas horas después a decir que el 3 de noviembre se vence la fecha para que Lozoya presente pruebas de todo lo que dijo y que le ha permitido andar comiendo pato tan tranquilo en la ciudad.
Hasta hoy hay un video que trajo a otro testigo colaborador que ayudó para poner en prisión a un senador. Tendríamos que pensar que Lozoya se guardó un montón de pruebas para el Día de Muertos. Pero si uno ve, por ejemplo, lo que ha publicado Ricardo Anaya, todo indica que detrás de aquellas declaraciones no habrá mucha prueba. (Lo cual, por cierto, no implica que algunas de esas cosas no hayan pasado, nada más que no son judicializables).
Lo que sí tenemos es un delincuente confeso que hoy, todo indica, gusta de la comida china mientras parte de su familia anda perseguida por la justicia. Y además miente en sus asuntos judiciales, como en la demanda que le puso Lourdes Mendoza.
No dudo que cualquier cosa, por nimia que sea, la utilizará la fiscalía para emprender procesos contra algunos de los mencionados, pero ¿qué va a pasar si los jueces batean lo que Lozoya entrega por inservible como prueba? ¿Qué va a pasar si Lozoya no tiene más que sus dichos?
El ángulo mexicano del “escándalo de corrupción internacional más grave que ha habido en América Latina” —la FGR dixit— está en manos de quien, después de confesar la trampa, no tiene empacho en ir a comer unos dumplings un sábado cualquiera en un restaurante famoso.
No, pues suerte para la FGR.
@puigcarlos