Claudia Sheinbaum está enojada.
No ha sido un buen enero en lo político para la jefa de Gobierno de la ciudad y principal aspirante a la candidatura de Morena para la Presidencia de la República.
Sí, fue la tragedia en el Metro y los subsecuentes accidentes el inicio, pero la manera en que ha respondido no ha ayudado.
Va un ejemplo de este fin de semana: durante una de sus conferencias sobre políticas públicas que en realidad son pequeños actos de campaña camino a la encuesta de las corcholatas, arrancó diciendo: “ya ven ahí en una de las redes sociales, hoy amanecí con un hashtag que decía #ClaudiaUnPeligroParaMéxico. Imagínense, pues sí, un peligro para los que no quieren la democracia, para los que quieren regresar a la corrupción y para los que no quieren que México siga por la transformación”.
Los hashtags aparecen según el algoritmo relacionado a lo que uno ve y sigue en una red; a miles de usuarios el hashtag mencionado nunca se les apareció y los que lo vieron fue por un ratito. Que lo mencione la jefa de Gobierno solo da más exposición y seguramente más vida artificial al hashtag. ¿Para qué?
Unas horas antes del hashtag Claudia había impulsado un evento más en su guerra local más intensa, cuando se armó todo un operativo después de encontrar propaganda en su contra en las oficinas de la alcaldía Cuauhtémoc.
Una vez más, ¿qué necesidad? La actuación de Sandra Cuevas como delegada —es un decir— es suficiente para descalificarla como lo han hecho varias veces los habitantes de esa delegación, para qué exhibirse en un acto de fuerza desmedida que permita a Cuevas victimizarse como la misma Claudia lo hizo el viernes, cuando dijo: “el tema es que se encontró una gran cantidad de propaganda, que se llama ‘guerra sucia’, una campaña en contra de la jefa de Gobierno en una oficina pública. Para mí, en realidad es la evidencia de una guerra sucia que hemos venido diciendo que existe. Y no es de una alcaldesa, es de la oposición, del conservadurismo, particularmente del PAN”.
No tengo claro que la guerra por quién es la víctima sea la mejor manera de ganar votos, sobre todo cuando se trata de los que a Claudia hoy le importan: los nacionales.
Este mismo fin de semana Adán Augusto anduvo de gira, acompañado del liderazgo de Morena, con gobernadores a los que llamó hermanos y militantes que le gritaron presidente. Puras sonrisas y amabilidades entre ellos.
Sí, se pareció más a una campaña para ganar simpatías.
Carlos Puig