Todos los días lo son, pero ayer fue un muy mal día en la relación del presidente Andrés Manuel López Obrador con el periodismo, al que cada día detesta más.
Hoy me concentro en una parte de lo que dijo el Presidente. Una falsedad.
Habló del caso Assange. Dijo: “Ahí tienen el caso del New York Times, Assange les dio la información, la publicaron y se quedaron callados y siguen sin decir nada a favor de Assange… Imagínense la paradoja, quienes hablan de la libertad y tienen a la Estatua de la Libertad, en Nueva York, están atentando, en ese caso y en otros, contra la libertad”.
Va un dato: El 28 de noviembre de 2022, los dueños y editores de The New York Times, acompañados de los de The Guardian, Le Monde, Der Spiegel y El País publicaron lo siguiente en sus medios (cito las partes más relevantes, por espacio):
“El gobierno de Estados Unidos debe poner fin a la persecución y enjuiciamiento de Julian Assange por publicar secretos.
“Hace 12 años, el 28 de noviembre de 2010, nuestros cinco medios internacionales publicaron una serie de revelaciones en colaboración con WikiLeaks que ocuparon los titulares de todo el mundo: Cablegate, un conjunto de 251 mil cables confidenciales del Departamento de Estado de EU revelaron corrupción, escándalos diplomáticos y asuntos de espionaje a escala internacional.
“Para Julian Assange, editor de WikiLeaks, la publicación del Cablegate y varias otras filtraciones relacionadas tuvieron las consecuencias más graves. El 11 de abril de 2019, Assange fue arrestado en Londres por una orden de arresto de EU, y ahora lleva tres años y medio (casi cinco, a la fecha) recluido en una prisión británica de alta seguridad que suele ser utilizada por terroristas y miembros de grupos del crimen organizado. Se enfrenta a la extradición a EU y a una condena de hasta 175 años en una prisión de máxima seguridad estadunidense”.
Cuentan cómo Obama no lo persiguió, pero Donald Trump utilizó una ley de 1917 diseñada para enjuiciar a posibles espías para ir por Assange.
“Hacer que los gobiernos rindan cuentas es parte de la misión central de una prensa libre en una democracia… si se criminaliza ese trabajo, nuestro discurso público y nuestras democracias se debilitan significativamente.
“Publicar no es delito”.
Eso ha dicho, entre muchas otras cosas sobre el caso, The New York Times.
Es el dato, no hay “otros”; ni aunque se digan en la mañanera.