El domingo 13 de mayo de 2012, Enrique Peña Nieto se definió así en una conversación para un perfil después publicado en Letras Libres:
—Me defino como pragmático. Yo creo que es lo que mueve y es lo que motiva a las nuevas generaciones. Represento a una generación que a diferencia de las generaciones anteriores, que se identificaban con algún dogma político, nosotros no.
—¿No tienes ideología?
—No la tengo, como creo que las nuevas generaciones no la tienen. Tú encuentras a alguien que te diga “soy de izquierda” y difícilmente podrá definir qué es la izquierda, o que te diga “soy de derecha”. ¿Y qué es la derecha? Si los modelos de gobierno que uno y otro siguen se confunden entre ellos y cada vez son más cercanos...
—Salinas de Gortari dijo que él había creado una cosa que se llamaba el liberalismo social...
—Mi única definición es que soy un pragmático al que importan los resultados. Los resultados, eso es lo que importa: los resultados.
Bajo esa lógica, Enrique Peña Nieto no debe estar muy contento.
Cierto, hay algunos números por aquí o por allá que se pueden presumir, pero a final de cuentas sus reformas “estructurales” con las que lanzó el sexenio, son contra las que hizo campaña el candidato que arrasó. Hoy, algunas de ellas están en proceso o de ser revertidas o simplemente de ser abandonadas.
En seguridad, el asunto que marcó para siempre el sexenio de su antecesor, Felipe Calderón, terminará con números de homicidios por encima de los peores años del panista. Además, el sexenio quedará marcado por lo sucedido en Iguala con la desaparición de los 43 normalistas y la serie de equívocos y fallas que tienen fuera de la cárcel a quienes el gobierno señala como los principales sospechosos.
En infraestructura, ni hubo tren CdMx a Querétaro, el de Toluca no tiene para cuándo y el aeropuerto, pues ya sabemos.
Y el partido al que Peña siempre perteneció, al que hizo regresar a Los Pinos, ese partido anda por ahí dando tumbos, confundido, con un futuro nada claro.
Y después de la derrota de julio, adiós. Del gobierno no sabemos nada.
Ex presidente en funciones le dice un compañero de páginas.
Triste final.
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