En esta campaña que no se llama campaña, Claudia Sheinbaum ha alabado y repetido todo lo que el Presidente dice en sus mañaneras o en sus giras, no importa qué sea y sin tampoco importar cómo afectarían sus decisiones en caso de llegar a la Presidencia después de las elecciones del próximo año.
Se entiende, el mayor activo de Claudia Sheinbaum, por mucho, es su cercanía con el presidente López Obrador. Está donde está por eso y cualquier paso fuera de esa línea tiene costos. Basta ver lo que está sucediendo dentro del morenismo con la precandidatura de Omar García Harfuch. Muchos allá adentro esperan de Claudia un AMLO bis, díganle segundo piso o profundización, pero un AMLO sin desviaciones. Para ellos García Harfuch es una desviación y por eso inaceptable. Y uno supone que es una desviación en dos sentidos: un no morenista de candidato y un policía haciéndole al civil cuando en el amlismo eso es para militares.
Tomo otro ejemplo: Ana Laura Magaloni hace un video declarando su entusiasmo por Claudia Sheinbaum que la candidata agradece. Magaloni ayudó a Claudia al principio de su sexenio con asuntos de justicia, luego fue aspirante a ser ministra de la SCJN y, por desgracia —no habría mejor ministra—, no llegó.
Empiezan los ataques a la Suprema Corte de parte de AMLO y en su columna Magaloni los critica, explica, argumenta, brillante Ana Laura; lo cual le cuesta un raspón en la mañanera; otro ya le había tocado hace un año.
En estos días Claudia hace copy paste del discurso amlista contra el Poder Judicial.
¿Qué hará con Magaloni? ¿Qué dirá el morenismo amlista? ¿Si gana la Presidencia nominará a Ana Laura?
Se argumentará que una cosa es la campaña y otra gobernar, y es cierto que así había sido. Pero como lo ha demostrado con García Harfuch o con todo lo que el Presidente ya ha mandatado para el próximo sexenio y las iniciativas que mandará de despedida, pues no es como antes.
Viendo a futuro, tal vez el más peligroso de todos los compromisos de AMLO y que parecen ya asumidos por Sheinbaum es el de no tocar la estructura fiscal. Hace un par de meses la candidata dijo que le habían hecho unas cuentas y que alcanzaba, cobrando bien, con la estructura fiscal de hoy en día.
Uno entiende que no hay peor estrategia electoral que anunciar subir impuestos, pregúntenle a los dos gobiernos antes de AMLO; pero más le valdría a Sheinbaum no comprometerse a lo imposible, por más amlista que ese compromiso parezca.
