Los aspirantes a encabezar los comités por la defensa de la cuarta transformación (no se rían, porfa, así se llaman) arrancan hoy su carrera para ganar una encuesta que diseñarán unos pero que harán muchos, coordinado por servidores de la nación que son en verdad servidores de Morena o algo así.
Sí, aquí vivimos, así es la cosa.
En los últimos días he estado conversando con algunos de los expertos que llevan muchos años haciendo encuestas, que a eso se dedican, de eso viven, eso estudian, de eso escriben. Son de esos que han enfrentado los triunfos y los fracasos en las competencias políticas y se ponen a pensar cómo hacerlo mejor todos los días. En resumen, hablé con algunos de los que sí son serios. Tenía una pregunta fundamental: ¿cómo se gana la encuesta de septiembre?
Porque ganar una encuesta es diferente a ganar una elección. En el país, como en el mundo, hay cientos de empresas consultoras y de asesoría política que se dedican a eso, a ganar votos. Así como hay otras empresas que se dedican a posicionar productos de consumo, por ejemplo.
Y las encuestas durante las campañas miden el éxito de las campañas políticas; esta encuesta medirá… ¿la simpatía de un candidato?
Esa es una primera clave. Esto se trata de posicionamiento e imagen. No de propuestas concretas. Importará esta semana más cómo hablan, cómo se visten, cuál es su actitud y su sonrisa y sus maneras que lo que digan o piensen o propongan. Después de todo, no hay debates ni se puede debatir, todos serán amiguitos, pero unos tienen que ser más guapos o guapas que otros, mejores oradores y oradoras, más amables. ¿Qué tiene esto que ver con gobernar un país? Quién sabe.
Segunda clave es que hay que ser poco específico en cualquier cosa que se diga. Porque las encuestas —más allá de que se quieran diseñar muy localizadas o tratando de solo interrogar a quienes creen que votarán en un año— son a población abierta en un país donde vota, en promedio, poco más de la mitad de los que podrían votar. No vaya a ser que convenza a quienes no votan o no quieren a Morena (vale la pena leer de la semana pasada a Francisco Abundis en Notivox y a Alejandro Moreno en El Financiero).
Por lo que leo y escucho de quienes sí saben de esto, lo de estos días será más de simpatías que de política pública. Que se agarre TikTok y demás redes sociales. La que nos espera...